Lo que se repite no sólo hace monotonĆa sino que tambiĆ©n construye la tensión entre lo que podrĆa ser diferente y la muerte. En El Oceanario Club Cultural se reestrenó Los DĆas del Otro (2015), un trabajo coreogrĆ”fico con dirección de Alfredo Oscar FarĆas, interpretación de NicolĆ”s Baroni, Luciana Brugal y Fausto Silva, este Ćŗltimo tambiĆ©n responsable de la mĆŗsica
En escena, una pareja (Baroni- Brugal) en su habitación, donde hay cama, silla, ropero, una puerta vidriera. Al fondo otra puerta o, mÔs precisamente, un hueco que permite ver otro Ômbito: la habitación de un acordeonista (Silva) quien, de a ratos, practica y compone con su instrumento.
La pareja duerme, baila, lucha, se encuentra y separa. Quitan y vuelven a colocar pilas de libros en el ropero, alteran el mobiliario. Esto se repite, con variaciones. A veces es él quien lleva la iniciativa, amablemente o agresivamente. Otras veces es ella, también alternando maneras de relacionarse. La música suena acompañÔndolos, aunque, en ocasiones, van en silencio.
En la escena esquemĆ”tica, con cama, silla y ropero, que ilustra las situaciones y tambiĆ©n remite a imĆ”genes mĆ”s onĆricas que realistas, las evoluciones y secuencias, los actos y las pausas de los intĆ©rpretes construyen un sintĆ©tico agotamiento de las posibilidades de relación entre ambos. AsĆ, lo repetitivo, los mismos gestos y trĆ”nsitos, las mismas formas y rĆtmicas, aunque en variaciones, terminan por clausurar aparentemente lo que ellos puedan ser y hacer como pareja.
Pero hay cambios sobre este sustrato repetido. Los libros y el afuera, la puerta vidriera y la interioridad de los personajes, al repetirse, van creando atajos a posibles cambios. Tales modificaciones, particularmente por la tónica de repetición dominante, se muestran en sutiles alteraciones que van dando cuenta emocional del acontecer. Frente a la monotonĆa de los sucesos en que estĆ”n inmersos los personajes, algo que impele desde los Ć”nimos y los decaimientos, desde las frustraciones y los anhelos va cambiando.
En función, estos cambios, ademĆ”s de ser entregados siguiendo la dramaturgia y detalles de la puesta, lograron notable expresión en la sólida performance de los intĆ©rpretes. Detalles gestuales, rĆtmicos, miradas y respiraciones, fueron sosteniendo paulatinamente la variación en los temples anĆmicos que se ofrecĆan.
Los DĆas del Otro, con la insistencia en lo que se repite, con alusiones a cómo se instalan las cotidianeidades y las costumbres, pone en juegos de metĆ”foras e imĆ”genes un transcurrir paralelo de las emociones, de algĆŗn modo lo que queda y vuelve a generarse en enamoramientos y padecimientos.