70 Años…. Y Poco que Festejar

Los Cuerpos Estables del Teatro Argentino de La Plata, principal coliseo de la provincia de Buenos Aires, celebran en 2017, siete décadas desde su debut oficial. Y aunque la fecha es oportuna para festejar alegremente, esta temporada se presenta de lo más apesadumbrada

 

Para quienes recuerdan la cercana historia del Teatro Argentino de La Plata, que tantos años tuvo que esperar por ver construido su edificio después del incendio, la situación actual es incomprensible. Es que artistas, directivos y técnicos de aquella época soñaban con que todas las desgracias se acabarían al poder habitar el colosal monumento. Serían los años, los encargados de demostrar que esto no sería así.

Hoy, cuando se celebra el septuagésimo aniversario desde el debut de sus cuerpos artísticos, el Teatro Argentino atraviesa una crisis de envergadura. El edificio actual, próximo a cumplir 18 años desde su inauguración, “está en ruinas”, en palabras de Maricel De Mitri, directora del Ballet Estable. Durante tantos años no se hicieron trabajos post obra, mantenimiento de fondo, ni reparaciones, llevándolo a un estado de deterioro importante. A esto se suman problemas de limpieza, matafuegos vencidos, falta de seguridad en sus exteriores, e incluso efectos climáticos que complicaron 2017 a más no poder. Poco antes de la ola de calor de comienzos de año, una tormenta de vientos huracanados arrastró parte del sistema de aire acondicionado y ventilación. Allí comenzó formalmente un año maldito, que se combinó con reclamos de todo tipo (en su mayoría imprescindibles) por parte de sus trabajadores (artistas, técnicos y administrativos).

Al ser consultada por Balletin Dance en relación a la actualidad de la compañía que lidera desde comienzos de 2016, en el marco de esta revisión histórica, Maricel De Mitri, afirmó que ante esta situación crítica se sentía “un poco complicada para que mi voz sea la que hable sobre la actualidad”.

Se sabía de antemano, que este año en particular sería corto para el Teatro (obras de refacciones lo mantendrían cerrado al público, hasta mayo y después de octubre). La programación original gestionada en 2016, era -así y todo- interesante. “Se estrenaba una obra con ballet, coro y orquesta con producción propia, también se estrenaba Raymonda y marcaba el año el 70º aniversario”, por ello se comenzó a preparar una exposición fotográfica y un video documental, con testimonios de ex integrantes.

Pero “desde febrero, no hemos podido tener una semana normal de trabajo”, aseguró De Mitri. La falta de ventilación en las salas de ensayo hacía que faltase oxígeno en ese ámbito. Las diferentes áreas dentro del teatro, comenzaron a reclamar con mayor ahínco ciertos derechos perdidos, postergados u olvidados. Y así, poco a poco, se fueron suspendiendo funciones. Se sumaron demoras en el cobro de contratos, pedidos de pase a planta estable y recuperación de horas extra, entre otras necesidades. Llegó el invierno y como las calderas no funcionan, “en ese escenario monstruoso, te congelás”. Los bailarines también consideraron que era el momento oportuno para hacerse escuchar con más fuerza, es que hace cuatro años reclaman por el piso adecuado del escenario. Si bien siempre fue duro, hace menos de un lustro un tratamiento paliativo para reparar los desniveles que se habían acentuado (muy peligrosos para los bailarines), lo transformó en uno más duro aún.

“No hemos parado de trabajar ni un día con todo mi equipo, porque no te podés quedar mirando las cosas que no funcionan. Somos un grupo honesto, serios, profesionales, que estamos ahí todo el tiempo”, aclara De Mitri, que a su vez, casi pensando en voz alta, expresa que se debería encontrar el equilibrio entre reclamar y existir. Porque si un cuerpo artístico no sube al escenario no existe. “Lamentablemente”. La directora recuerda que al asumir, descubrió “una compañía con gran potencial, que podía tener buena calidad, que tienen que enfrentar muchas dificultades y adversidades. Y cuando los bailarines dijeron que no se podía trabajar en esas condiciones, se paró el ensayo. Jamás se los obligó a continuar. Siempre tuvieron nuestro respeto”. Y paralelamente asegura que está “convencida que este Cuerpo de Baile debe existir. Es sumamente profesional en los ensayos, avanzan, es algo que vale la pena hacer. Creemos en ellos y en la historia de la compañía”.

En el medio de las funciones de Giselle de julio, los bailarines presentaron una demanda en la fiscalía (parecida a la que obligó al Colón a comprar el piso especial para ballet), por la dureza del piso del escenario, y por consejo del abogado incluyeron, también, a los pisos de las salas de ensayo (con las que no habían tenido inconvenientes hasta el momento). En primera instancia judicialmente (ahora deberán esperar esos tiempos) se suspendió toda la actividad del cuerpo de baile: durante un mes entero no tuvieron clases, ni ensayos. “Los bailarines sacrificaron las funciones de agosto, porque sabían que con una denuncia judicial no iba a haber actividad. Si bien no eran conscientes (muchos ni habían leído la demanda), no pensaron que los iba a afectar de esta manera”. Cuando les prohibieron usar las salas, “el abogado hizo un cambio en la demanda, y por eso pudimos volver a trabajar”.

Justo cuando esta revista ingresaba a imprenta, todo el mundo se había comprometido a avanzar con la producción de Raymonda en versión integral, con nueva producción. Un estreno que permitirá celebrar el aniversario y que se realizaría a fines de octubre.

La temporada que viene será dura para el coliseo, “es extramuros”. Luego de las funciones de Raymonda, el Teatro volverá a cerrarse, esta vez para ocuparse de arreglos dentro de la sala y del escenario, por lo que no podrá presentarse allí ningún espectáculo.

“Muchos de sus reclamos son muy genuinos. Es verdad”, continuó la directora, pero tal vez, “deberían ser de otra manera”. Yo soy una directora de turno y ellos son los bailarines de este momento, que hacen a la historia de una compañía que tiene 70 años. Y para su historia, estar una temporada entera sin bailar, es fatal”. Piensa que ese sacrificio no haya sido lo más conveniente para los bailarines. “Me sumo a su reclamo, pero tendríamos que salvar las funciones”, afirmó.

Hoy, cuando Balletin Dance comenzaba a imprimirse, el aire acondicionado aún no se había arreglado. Las calderas tampoco. El juez no se había expedido. Pero dentro del teatro la promesa de subir el telón se había confirmado.

 


Aniversario

La dirección del Ballet Estable del Teatro Argentino de La Plata, instó a que todos los ex integrantes se comuniquen por e-mail, para enviar sus datos y así conformar un mailing que les permita estar en contacto. También han creado el grupo de Facebook https://www.facebook.com/groups/497005813704691/


Reclamo

Los integrantes del Ballet, emitieron un comunicado a través de las redes sociales, en el que detallaron cuestiones “del apremiante contexto” en que se encuentran, con muchos problemas que “han sido eludidos históricamente” y que a pesar de ello siempre sostuvieron su actividad. Sin embargo, ahora deben defender sus espacios de trabajo y “resguardar nuestra profesión”. Reclamaron “la falta de acciones concretas y eficaces” junto al “desinterés en reportar la impostergable urgencia para ser considerado prioridad en la obra de restauración que se lleva a cabo en el teatro”.