Llegó a Estados Unidos como bailarina clásica y el verano neoyorkino de 2016, “fue un punto crucial en el desarrollo de mi carrera”, dijo Sabina Alvarez a Balletin Dance. Fue cuando ingresó a H+ The Hip-Hop Dance Conservatory, “me abrió la mente a ir más allá de lo que creía poder. Fue un desafío físico, mental y artístico”
Sabina Alvarez tiene 21 años, se formó en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, muy joven fue refuerzo en la compañía, incursionó en el Cirque du Soleil, y en Nueva York, en el Gelsey Kirland Ballet y en la compañía de repertorio de H+ Theatre of The Mind. Comenzó a estudiar danza a los 3 años, con Eliana Donadio en San Martín, luego “recurrí a la fundación de Julio Boca y al estudio de Olga Ferri”, recordó. Más tarde, “me anotaron en el Colón. Yo no sabía qué era, pero se suponía que ir ahí era lo correcto. Me aceptaron, y al graduarme a los dieciséis años, decidí viajar a Estados Unidos para audicionar en diferentes compañías. Conocí a mi maestro Edward Ellison en una clase, quien me becó para perfeccionarme en su escuela hasta alcanzar la edad adecuada para entrar en una de ellas”. Un año después (2014), ingresó a Gelsey Kirland en Nueva York, donde permaneció durante dos años. “Había decidido volver a Latinoamérica cuando descubrí H+ The Hip Hop Dance Conservatory, al anotarme en un programa gratuito de comida saludable para bailarines, coordinado por su directora de educación. Me becaron para el curso de verano y sin pensarlo, decidí quedarme y comenzar.”
¿Qué hacen en H+?
“Es el único conservatorio de hip hop en el mundo. Su director, Safi A. Thomas, creó en 1995 The BLADE Dance Technique (Building Leaders Through the Advancement of Dance Education), una técnica que ayuda a que cualquiera aprenda a bailar siendo una forma de enseñanza inclusiva. Su misión es preservar, proliferar y evolucionar la danza. Aprendés por qué la actitud de cada danza, por qué el groove es este u otro, de dónde viene, la historia política de la época, y más. Te enseñan las fundaciones, con todo el conocimiento que necesitás para entender la cultura y por consecuente su danza”.
¿Qué cambios notó desde que comenzó a explorar estas nuevas danzas?
“Me di cuenta que me gustaba moverme de otra manera. Era una tabla: me pedían relajación y para mí era bailar jorobada. Empecé a disfrutar bailar cualquier canción. No sabía improvisar, y el hip hop se basa en la improvisación, pero en clásico no te lo enseñan. Crecí mucho como bailarina en todos los aspectos.”
¿Cuáles son sus próximos objetivos?
“Quiero poder seguir desarrollándome en hip hop, y llevarlo a cabo como arte de manera profesional. Deseo poder transmitir mis conocimientos a otros bailarines. Nutrir a la cultura del hip hop argentino haciendo conexiones entre H+ y los bailarines de acá. También en ballet. En mi experiencia, en la danza clásica se deja de lado la parte humana a la hora de enseñar, y no hay capacitación en cuanto a lo cultural, más que lo que se genera al ser parte de eso. Me gustaría formar a aquellos que creen no poder (porque se lo dijeron, o porque no integran el grupo del estereotipo de bailarín clásico requerido).
Ahora estoy en proceso de conseguir la visa de artista para regresar a Estados Unidos, para obtenerla se necesita verificar diferentes requisitos que ya cumplí, resta juntar fondos para costear el trámite que requiere de abogados. Por eso abrí una página de donaciones mientras encuentro trabajo (www.youcaring.com/sabinaalvarez-994673). Estoy muy agradecida con quienes vienen colaborando, ya que me están ayudando muchísimo. Ser artista y vivir de esto es muy difícil, pero no imposible.”