Experiencia Fairuz

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Al Restaurante Árabe Fairuz se asiste por la danza. Foto: Gentileza del restaurante

Transponer la puerta turquesa es entrar a otro mundo. Pasar una noche en el Restó Árabe Fairuz: una experiencia sensorial. Hay tanto que vivir allí que no alcanza con cuatro horas

 

Aquí los cinco sentidos son estimulados. El paladar experimenta los condimentos y texturas del Líbano y Siria. El olfato siente el humo perfumado de los narguiles (pipas de agua). El oído se deleita con los ritmos de Osvaldo Brandán y las melodías de Armen Kusikian. La vista primero viaja a Medio Oriente en cada detalle decorativo del salón y luego: ¡la danza! El tacto se calma en las manos de la familia Murad.

“El Fairuz” es una institución porteña de la noche árabe y supo ser el sueño de la pareja Fairuz y su marido Gamal Murad. Este emprendimiento familiar inaugurado en diciembre de 1999, es hoy, el único en brindar una forma de vivir la danza árabe en la ciudad de Buenos Aires. Hasta hace unos años, bailar en un restaurante árabe era la meta de las aspirantes a bailarina. Y a menos que fueras invitado a una fiesta particular donde una “odalisca” era contratada, la mejor oportunidad de ver danza árabe. En ese entonces, la ciudad ofrecía muchas opciones de una noche oriental completa.

Claro, aquí se viene por la danza. El restó cuenta con una conductora, pero la misma Fairuz suele tomar el micrófono y hacer de las suyas conversando con músicos y comensales; instruyéndolos sobre tradiciones orientales. El punto álgido de la noche es cuando ella y su hija Alia Murad comparten el escenario. No falta el tradicional paseo por las mesas donde cada uno es agasajado con la cercanía de las bailarinas, tampoco la danza con velo y la danza egipcia del candelabro (donde la maestra equilibra el elemento con velas encendidas sobre su cabeza y lleva el tempo musical tocando los sagats (címbalos metálicos). Las dos bellezas se turnan en danzas tradicionales; invitan primero a un grupo de señores y luego a otro de señoras a arriesgar movimientos sobre las tablas. Madre e hija comparten lo que es tradicionalmente la presentación de una bailarina de restaurant árabe. Una rutina de diferentes matices; melodías inspiradas, diferentes ritmos y destrezas, canciones populares. Terminan juntas, triunfalmente.

Sigue la degustación mientras la voz de Yusef Hamed recorre canciones clásicas y otras populares y modernas para que bailen todos. Alguien pide un tema de Armen K. y todos encantados. Hamed regala su cercanía y también canta entre la gente. Gamal Murad entra en el raksa (versión de danza de salón en pareja) y no puede faltar el amado dabke de fin de noche.

La “Diosa Oriental Fairuz” es pionera de la danza árabe en Argentina, 44 años bailando y sigue vigente, energética y simpática; una verdadera show woman. No hay divas en el escenario, hay mujeres que bailan y lo comparten con sus invitados, “como allá” y luego se acercan a confraternizar. Porque aquí más que un cliente se es un invitado. Desde el recibimiento de Wille Murad (cuñado de la estrella) y durante toda la noche, la atmosfera y la hospitalidad son orientales. La familia Murad recibe en su casa.

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Licenciada y profesora de Historia – PUC Minas Gerais, Brasil. Estudió danza clásica, contemporánea, danza teatro, composición coreográfica, tango y actuación. Desde 1989 dedicada a la danza del vientre y danzas orientales folklóricas femeninas, formada por maestros nativos de Medio Oriente. Practica Giro Sufi desde 2006 y desde 2009 es discípula de la Orden Sufí Naqshabandiya. Dicta talleres en su propio estudio y en Brasil, Uruguay, Chile, Portugal y España. Ha publicado artículos en diferentes medios gráficos y digitales, sobre su investigación en historia y técnica de la danza árabe femenina.