Aire Nuevo para el Ballet Contemporáneo

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Brillo heterogéneo en Sapiensrabia. Foto: Carlos Furman

El 7 de agosto se estrenó en la Sala Martín Coronado del Teatro San Martín, un programa a cargo de figuras inéditas para esta compañía: Lisi Estarás y Marcelo Savignone. Allí estuvo Balletin Dance

 

Existen dos argumentos como puntas de una misma vara, que podrían aplicarse al Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín: por un lado aquel en que se lo reconoce con una línea estética unívoca y definida a través del tiempo y que terminó por constituirle su identidad; por el otro, su capacidad para adaptarse a variadas propuestas, resultando en un potencial atractivo en sí mismo.

Si históricamente la compañía a cargo de Andrea Chinetti y Miguel Ángel Elías, ha seleccionado coreógrafos con un determinado perfil (estilístico o curricular), en éste último programa destacó el llamado de figuras que evidencian la búsqueda de nuevos aires.

Sorprendió sobretodo la convocatoria de Marcelo Savignone quien creó Ensueño, una pieza definida en sus propias palabras: “acerca de diferentes mitos latinoamericanos que toman cuerpo a través del movimiento”. Savignone es un reconocido actor y director teatral, que, si bien ha profundizado en un tipo de teatro donde el cuerpo está siempre jugado en primer plano, no tiene un background específico en danza. Lejos de ser una limitación, esto significó una aventura llena de posibilidades.

“Creo que las distinciones entre danza y teatro existen pero son más bien técnicas. Al principio con la compañía sentíamos que estábamos en mundos diferentes, hasta que nos dimos cuenta de que nos llevábamos muy bien. Fue inspirador y movilizante entender que el teatro que realizo está muy cerca de la danza. Por otra parte, estamos en un momento en que se está dejando de pensar en forma binaria, estamos hechos de algo mucho más complejo”.

La contrafigura del programa fue Lisi Estarás, bailarina y coreógrafa cordobesa radicada desde hace casi 30 años en Europa, y que en su haber ha trabajado con artistas de la talla de Ohad Naharin, Alain Platel y en los inicios de Peeping Tom. Estarás ya había traído al país producciones de menor formato y en esta ocasión ha creado para esta compañía Sapiensrabia.

“Regresé varias veces a la Argentina: al FIBA, El Cruce y el Festival del Mercosur, pero tenía pendiente crear algo en mi país, así que esta convocatoria fue un sueño y una oportunidad para probar mis materiales en un grupo extenso. Pensé la obra como una serie de capítulos acerca de aquello que nos distingue como sapiens: el animal de la palabra que se descubre políticamente. La idea era volver a algo más básico, el individuo en el grupo y el sentimiento de empatía que nos hace querer ser como el otro pero a la vez distinguirnos”.

Ambos creadores pusieron en juego importantes puestas visuales, proponiendo una intriga que el espectador no necesariamente lograría resolver. Mientras Savignone impactó con una magnífica escenografía en fuga que recreaba el interior de un museo -aunque una fila de escritorios remitía más a una oficina o banco-, Estarás apostó por un dispositivo más abstracto, poniendo en primer plano los materiales que lo componían: un telón de plástico traslúcido y un tótem de cañas de bambú. Si el vestuario en Ensueño jugaba con la uniformidad, en Sapiensrabia reinaban el brillo y lo heterogéneo.

Las dos piezas ofrecieron bellas e inquietantes imágenes y una expresiva ejecución por parte del sólido cuerpo que compone esta compañía, utilizando todos sus valores singulares (desde la panza de una bailarina embarazada hasta las dotes para interpretar un texto o una canción en vivo). Hubo una lograda construcción de universo en cada obra, a veces problematizada por referencias directas al mundo cotidiano del espectador, ya sea mediante la música de Miss Bolivia en Sapiensrabia, o el uso de expresiones gestuales que podían recordar a la iconografía de facebook en Ensueño y que no en todos los casos colaboraron con la síntesis propia de cada pieza.

Tratándose de una compañía de probada calidad artística y técnica, es reconfortante que el Ballet del San Martín persiga nuevos desafíos, manteniendo activo en ese compromiso, el interés de la comunidad de la danza.

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Gustavo Friedenberg es técnico en Medios de comunicación, Licenciado en Composición Coreográfica y Magister en Crítica y difusión de las artes, además de actor bailarín y director. Formado en Argentina y el extranjero, ha recorrido varios países trabajando para diferentes compañías y brindando asesorías, a la par que desarrollando sus propios proyectos (Japón, EEUU, Europa, Sudamérica y el Caribe). Como bailarín se ha dedicado profesionalmente al flamenco, desempeñándose también como docente de técnica y composición.