San Juan También Danzó por la Paz

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Momento de Diego Poblete para el cierre del espectáculo. Foto: gentileza de la organización

Con un espectáculo coreográfico de extraordinaria riqueza artística, en el que intervinieron representaciones de distintas compañías de Argentina y Brasil, cerró la quinta edición de Danzar por la Paz, iniciativa de Leonardo Reale, desarrollada a beneficio de Unicef Argentina. Fue en el bellísimo Teatro del Bicentenario, el sábado 1º de diciembre, donde se vieron desempeños magníficos

 

La ciudad de San Juan, capital de la provincia homónima, entrega una fusión de calma y encanto natural como pocas. Tiene una infraestructura importante que supo reponerse del terremoto de 1944 y hoy es un foro destacado en materia turística, deportiva y cultural. Y dentro de esas asignaturas cuenta con una sala de espectáculos excepcional, vanguardista y pensada como tal desde sus cimientos. El Teatro del Bicentenario, inaugurado en 2016, es hoy tal vez una de las dos o tres realizaciones más relevantes de los últimos años para las artes escénicas.

Y este maravilloso escenario recibió a Danzar por la Paz, la iniciativa creativa y no menos esforzada que su fundador y director, Leonardo Reale y Unicef Argentina, llevan adelante con una de las tantas premisas: “uno de los derechos fundamentales que tienen los niños y las niñas es el de vivir en contextos seguros y libres de violencia, donde estén protegidos y se promueva su crecimiento y desarrollo”.

Desde esa idea, el espectáculo, que ya llegó a su quinta edición anual consecutiva, reúne a exponentes de la danza nacional y de países limítrofes en una performance que tiene repertorios tan variados como cualitativos y que traslada un objetivo que trasciende la mera función benéfica: un hecho artístico por un mundo más justo, equitativo y pacífico y una simbiosis entre las realidades de las compañías intervinientes, que exponen ante sus pares trabajos que enriquecen a los protagonistas.

El programa para esta ocasión, ecléctico y dinámico, tuvo una composición bien meditada, fluida, lo que generó ante cada trabajo una expectativa in crescendo en el transcurrir de la noche. Himno Danzar por la Paz fue la apertura llevada a cabo por alumnos de escuelas de danzas sanjuaninas con dirección y coreografía de Victoria Balanza y música de Silvina Rouco. De amplio despliegue, casi cuarenta intérpretes dieron forma a un inspirado trazado, de correcta sincronización y que ancló su esencia en el propio nombre de la obra.

Motivos del Folklore Coreográfico de América llegó de la mano del Ballet Folklórico Latinoamericano de Santiago del Estero que conduce Juan Santiago Messad. La interesante mixtura de la música del Perú (Marinera Norteña) y de México (en Sones de la Costa de Nayarit de varios autores de ese país) acercó un gran virtuosismo de Rocío Sánchez y el propio Messad en primer término. La vital coreografía de Sergio Eugenio García Pérez en la segunda oportunidad trajo un cuadro de bellos vestuarios y enorme colorido a una compañía que se explayó con ajustados e impetuosos movimientos.

En formato “trío” fue el turno del Ballet Contemporáneo de Salta que dirige Sandra Píccolo y codirigen Constanza y Florencia Wehner y que, de ésta última, corresponde el diseño coreográfico de Ademán, con partitura de Abel Korzeniawski, 2 cellos y Ludovico Einaudi. Trabajo minucioso e íntimo, por cierto, contó con protagonistas de fuste: Macarena Busdrago, Javier Yujra y Mariano Burgos, quienes desplegaron una gama increíble de recursos en los que predominaron la plasticidad, precisión y manifiesta expresividad.

Una muestra cabal de infinita técnica acaparó la atención en la presentación del Ballet del Centro del Conocimiento de Posadas, que tiene como directora a la infatigable Laura de Aira. Tres propuestas y cuatro intérpretes, en una actuación fantástica, plena de matices. Con coreografías de Franco Cadelago la Suite de Tangos tuvo el brillo de Emiliano Perviu Ortiz (Balada Para un Loco de Astor Piazzolla) en una entrega impecable, emotiva, de amplia destreza en los giros y sensibilidad en cada gesto. La pareja integrada por Julieta Saravia y Martín Céspedes (Tanguera de Mariano Mores) no se quedó atrás y expuso una perfecta simbiosis para la idea del coreógrafo. Un abanico de exquisitos recursos llevó a los protagonistas a un desempeño extraordinario, consagratorio. A este inicio se le sumó posteriormente Spartacus (pas de deux) de Aram Khachaturian con trazados danzables de Guido de Benedetti. Allí, nuevamente Saravia, versátil y encantadora, tuvo en Vilson Cándido de Souza a un compañero excepcional, aguerrido, poderoso, de tanta riqueza técnica como cada uno de los tres exponentes del elenco. Sin dudas, un punto muy elevado del espectáculo.

El Ballet Oficial de la Provincia de Córdoba guiado por Marcelo Mangini hizo gala de un staff consolidado, con artistas de importante nivel. Bastones Dorados (Antonio Vivaldi y Duke Ellington) con coreografía de Leonardo Reale fue el título elegido. Despliegue a lo largo y ancho de la escena, la obra tiene swing, estilo refinado y un equilibrio propio, que concluyó en una magnífica tarea de conjunto reconocida ampliamente por el sostenido aplauso del público. La Virtual Companhia de Dança dirigida por Marcelo Zamora arribó desde Brasil con Tiempo Singular de Jae Duk Kim (banda sonora y coreografía). Impactante trabajo de Graziely Perdiz y Rafael Abreu, sobre una propuesta tan atrapante como innovadora, intensa y a la vez etérea (de ese mismo coreógrafo es Tensión Espacial creada para la Compañía Nacional de Danza Contemporánea de Argentina).

Un clásico era insustituible en el repertorio. El pas de deux de El Cisne Negro de El Lago de los Cisnes (Piotr Ilich Tchaikosky-Marius Petipa) llegó el Ballet de Sur, dirigido por el maestro Ricardo Alfonso. Antonella Silva y Gorky Flores cumplieron con excelencia la compleja coreografía y superaron con creces cada una de las partes. En Bahía Blanca se viene trabajando muy bien y el resultado quedó a la vista.

El cierre del espectáculo encontró en Momento, del Teatro del Bicentenario, la dinámica necesaria. Aunque algo extensa en su duración, sobre música de Joaquín Segade y coreografía de Diego Poblete, un numeroso grupo de bailarines compuso un cuadro de estética bella, luminosa, por instantes vertiginoso, de movimientos exactos.

Danzar por la Paz finalizó 2018 con un magnífico vuelo artístico y los objetivos cumplidos, en esta oportunidad, en la preciosa San Juan. Quizás sea el momento que varios destinos en otras provincias argentinas conozcan esta propuesta tan federal como genuina.

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Marcos Napoli
Egresado de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata, es en esa institución, a través de concurso abierto y de oposición de antecedentes, profesor adjunto del Taller de Producción Gráfica I Cátedra II; dicta el seminario El lenguaje periodístico gráfico: estrategias de escritura para su interés y efecto y es titular del Taller de teoría y práctica de la escritura periodística. Lleva casi cuatro décadas de trabajo en el Centro Provincial de las Artes Teatro Argentino (La Plata, Buenos Aires, Argentina), en el que tiene a su cargo el Archivo Histórico Artístico. Asimismo, cuenta con una vasta trayectoria en la docencia universitaria, investigación, redacción y edición de publicaciones en su especialidad, la música clásica.