Silvio Lang y el grupo Orgie, en coproducción con la Universidad de General Sarmiento, llevan a escena Diarios del Odio, una obra con una fuerte impronta política, un trabajo físico arduo y reflexiones para los tiempos que vivimos

 

Los días 21 y 22 de abril Diarios del Odio se presentó en la cartelera teatral del Multiespacio Cultural de la Universidad General Sarmiento. Más allá de que lo primero que llega a la mente mientras se observa la obra es la grieta (aquella controversial y altamente difundida por los medios en la actualidad), la obra parte de un poemario de Roberto Jacoby y Syd Krochmalny, quienes tomaron palabras y frases de temática política, de foros y redes sociales en internet.

El material que proviene de la realidad actual y está cargado de odio, al punto de escandalizar a unos cuantos, está dentro de ambas obras de diferentes formas. Silvio Lang, director de la obra, desde un principio dejó en claro que al traspasar el material no quería realizar una representación.

 

¿Cómo fue pasar el poemario a lo físico?

Silvio Lang: Inicialmente hubo una idea de no representar los poemas, sino más bien hacer un tipo de operación de tensión con los poemas puramente performática. Porque representar eso era representar una subjetividad fascista. Además, creo que la representación infantiliza. Reduce y simplifica las multiplicidades y las tensiones que hay en lo real de la experiencia.

 

En el desarrollo de la obra se observan diferentes cuerpos en masa, agrupándose y desagrupándose de forma violenta; flagelándose por y entre ellos. Lang explicó cómo fue trabajar los cuerpos con estas ideas.

SL. Trabajamos los fenómenos de masa en movimiento y el odio del fascismo a estos movimientos democráticos. Observamos manifestaciones, recitales, represiones, rituales, desalojos, exorcismos, ejércitos también. Masas de derecha e izquierda. Luego hicimos una operación con los poemas y fuimos a su materialidad y a sus posibles lugares de enunciación. Los desterritorializamos en lo que llamamos un pop evangelista.

 

Los Ángeles de Rawson es la banda pop evangelista que acompaña la puesta, que “transmite” una emisora cuyo contenido no es inocente, sino por el contrario, contiene un mensaje político escondido.

SL. Hay una idea de domesticar y capturar al rebaño. Entonces lo que hicimos fue trabajar los poemas con un tono y un tipo de voz en donde el odio no aparece cristalizado en una emoción psicológica. Está en la letra, pero hay una perversión que tensiona y da ambivalencia al contenido mediante una simpatía y una liviandad que enmascara cierta maldad. Como la actuación new age de María Eugenia Vidal.

 

Orgie (Organización Grupal de Investigaciones Escénicas) es el grupo de intérpretes encargado de llevar adelante Diarios del Odio. Lang explicó cómo fue el proceso de montaje y estructura desde el material del grupo.

SL. Los performers son ex alumnos míos y compartimos un lenguaje en común, un teatro de las fuerzas, que propone un cuerpo hiper-afectivo, diagramado por fuerzas sociales afectivas. Pensar en la práctica, en la escénica, como el captor de esas fuerzas actuales. Entonces, ligamos nuestra propuesta física con el material del poemario. Luego tuvimos que entender cómo es el proceso y la organización corporal de esos fenómenos masivos, en vez de representarlos. Posteriormente, en escena, se pueden ver ráfagas de estas imágenes.

 

A pesar de que no haya representaciones explicitas, la obra posee instantes con referencias a lo popular. Momentos que Lang llama ráfagas.

SL. Es una herramienta para poder deformar los clichés y al mismo tiempo es un anclaje. Tiene que ver con una serie de conexiones. Cruzar planos y fenómenos de la cultura y la realidad contemporánea, desde una mirada crítica hacia el mismo hacer escénico. Es una capacidad de conectar información: política, folklore, drag queen, voguing. Conectar cosas culturales que en un principio no tienen nada que ver pero que hacen a la realidad.

 

Diarios del Odio invita a la reflexión sobre los tiempos que vivimos, con la utilización de herramientas de composición escénica complejas. Es una obra difícil. Hay que salir del conservadurismo para poder abordarla. Por eso sólo aquellas personas desestructuradas logran interpretarla. ¿Puede decirse que Diarios del Odio imposibilita la comunicación con un público no habituado a este lenguaje?

SL. Al contrario. Tengo más dificultades para comunicarme con el público del ambiente. Mi público es heterogéneo, intelectuales, estudiantes, gente del teatro, bailarines. A veces, existen obras en las que hay mayor consenso con el espectador habituado o del ambiente, y otras veces, con otro tipo de audiencia.

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Facundo Nahuel Aguirre Fernández
Egreso en como periodista en el año 2013 de la Universidad Católica de Santiago del Estero. Trabajo en la revista empresarial Panorama jujeño del año 2012 al 2014. Colaboró en revistas culturales como Circo Cromático, Danza Europa y Américas y Giro Cartelera. Desde 2014 escribe en la revista Balletin Dance. En 2015 colabora como asistente de prensa para el grupo Una Constante. Recibe su formación como bailarín de estudios como Nuevo estudio Danza y FACE.