Los días 1 y 2 de diciembre, el Atreballetto, se presentó en el Teatro Coliseo de Buenos Aires con un programa fresco, jovial, lleno de energía que renovó por un instante los aires porteños
Las recientes creaciones de Giuseppe Spota, Philippe Kratz y Johan Inger, se asemejan en cuanto a su concepción de la danza en sí misma, los bailarines de excelente formación, preparación y estado físico, bailan. Estas coreografías, permiten desplegar sobre la escena exigencias físicas (técnica) a la vez de decir algo; de tener algo que decir.
La noche arrancó con Lego del italiano Giuseppe Spota, con climas realmente disímiles entre sí y variadas composiciones musicales, con ingeniosas y estéticamente creativas proyecciones de video durante toda la pieza. Si bien puede mencionarse el pecado de la reiteración en algunos minutos que estuvieron ciertamente de más, la pieza presentó momentos realmente bellos y profundos. Acto seguido pudo verse #hybrid, un dúo (con puntas) diseñado para ella, con ciertos toques de humor y mucho trabajo de partenaire para el caballero.
Luego de un intervalo pudo verse Bliss, en la que movimientos y gestos de la vida cotidiana (y de las danzas urbanas) fueron puesto en escena artísticamente, para desplegar en solos, duos y algunas escenas grupales (casi nunca al unísono) cierto gozo contagioso. El escenario desnudo del Coliseo, con una iluminación inusual, otorgó otro aire. Un respiro de alegría, disfrute y danza. Por sobre todas las cosas, los bailarines bailaron con esa envidiable expresión de plenitud.