Antonio Najarro un Director que Toma Riesgos
Era una mañana fresca de febrero en Madrid. En la calle estaba nevando y dentro de las oficinas del Ballet Nacional de España su director artístico, Antonio Najarro, nos recibió para una entrevista exclusiva con Balletin Dance
Robarle algo de su tiempo no fue tarea sencilla, mientras el Ballet Nacional ordenaba su gira por distintas ciudades españolas, Antonio Najarro se multiplica como director, bailarín y coreógrafo, con la mirada puesta en la revalorización de la danza española. Vestido con ropa de ensayo nos recibió en su oficina y cálidamente logró transportarnos a su universo, explicando hacia dónde quiere ir con el ballet (que puede comprobarse en las puestas en escena). La compañía ensayaba en las salas contiguas al hall de entrada, en pocas semanas darían inicio al Festival Flamenco de Jerez dónde público y crítica suelen ser un tanto ortodoxos. “Llevaremos la obra Alento [estrenada hace tres años con corografía propia], que tiene la música de Fernando Egozcue, muy jazzera, se sale totalmente de lo que es el flamenco y el vestuario es de Teresa Helbig, una diseñadora española. Veremos qué tal es recepcionada allí”, confesó.
Desde 2011 se ha iniciado un cambio en la estética del Ballet Nacional de España y unas formas de trabajo actualizadas que irrumpen constantemente en las redes sociales. Antonio Najarro ha puesto a la compañía en todas las portadas. “Si no aprovechara todo lo que se puede hacer a través de las redes sería tonto. Y es gratis”. Logró articular una dinámica de trabajo dentro de la compañía, que le permite “dar noticia constantemente de cualquier cosa que estamos haciendo, obras, ensayos, producciones, quiero que se enteren en Argentina, en México”. El departamento de audiovisuales se sumó a las giras para realizar un video resumen de cada actuación, “que subimos a las redes para que todo el mundo vea lo que estamos haciendo. No tengo ningún miedo de abrir las puertas del BNE hacia el mundo, hacia otros públicos, hacia el trabajo de otros coreógrafos”.
El año 2017 cerraba con la obra Electra, una nueva producción en la cual el propio director regresaba a las tablas como intérprete. Y 2018 abría con La Romería de los Cornudos, en la cual estaba implicado como coreógrafo (ver Balletin Dance Nº 272, enero de 2018).
¿Cómo es su trabajo como director artístico, cómo elige la programación?
“Eso es personal. Es una elección. En el año 2011 yo tenía mi propia compañía de danzas con la cual llevaba diez años trabajando, y se abrió un concurso público para todas las reparticiones del INAEM. Al ver que se hacia un concurso abierto, en el cual había un jurado, un consejo de la danza que evaluaría los proyectos y no un funcionario que eligiera a dedo al director, decidí presentarme con un proyecto que integraba un cincuenta por ciento de obras nuevas y un cincuenta por ciento de recuperación del repertorio. Esa es la línea que estamos llevando.
¿Cómo crea o diseña coreografías?
La creación y la interpretación me vienen desde que empecé a bailar siendo muy pequeño. Siempre me ha seducido muchísimo crear e inventarme coreografías, expresarme a través de mis propias ideas. Por supuesto que he crecido mucho, he aprendido de mis grandes maestros y he evolucionado buscando mi propio vocabulario. No tengo un sistema fijo con respecto al principio de creación, en muchas ocasiones ha sido por azar, por escuchar una música que me gustó y de allí surgió la idea. En otras ocasiones tuve ganas de plasmar una idea y he tenido la posibilidad de contar con un compositor que me crease la música. Luego el paso es igual: una vez que tengo la música me encierro en una sala a componer los pasos y las formas, tomo notas y armo las coreografías, los movimientos que quiero ver, los olores que tienen las coreografías”.
Mariemma, y los maestros…
Estudié con su metodología y tuve la suerte de haber sido dirigido por Mariemma en varias oportunidades. Si bien estudié en su conservatorio, ella daba pocas clases ya que era muy mayor. Era una mujer muy dura de carácter y de forma, pero con ella aprendí que los pequeños detalles hacen grande al ballet. Era súper detallista con el ritmo, con los matices de las castañuelas, con el pellizco de hombros. Aprendí que en los detalles esta la grandeza. Después he sido dirigido por José Antonio Ruíz, Antonio Gades, Alberto Lorca, Rafael Aguilar, Antonio Márquez, Aída Gómez y de todos ellos he aprendido. Observar cómo cada uno de ellos entendía la danza, me permitió construir mi propio lenguaje coreográfico.
¿Cuál es su propio lenguaje?
Puedo decir que es una forma de mostrar a través del movimiento lo que siento con todo lo que me influencia de la época en que estoy viviendo. Soy una persona, me muevo muchísimo, me gusta el cine, la pintura, la moda. Soy muy curioso y eso influye en mi creación. Algunos lo catalogan de vanguardista o transgresor, eso no lo sé. Tomo riesgos y no tengo miedos (eso es por haberme formado con los grandes de la danza) y creo que eso siempre se percibe en mi trabajo, en mi creación. Soy muy respetuoso, en mis creaciones siempre hay un conocimiento de la raíz de la esencia de las cosas. En el riesgo está la evolución.
¿Por qué la danza española está tan fuera de los escenarios?
Es verdad que está muy poco en los escenarios. Sucede que el gran público conoce el flamenco y se cree que la danza española es sólo eso. Hay que ser consciente y actuar frente a esa realidad. Los coreógrafos formados en danza española tienen que saber que hay que crear un producto comercial, en el buen sentido de la palabra, articular diferentes formas para que llegue y seduzca al público para que la conozcan. Yo me inclino más hacia la danza clásica española, la danza estilizada, me gustan las castañuelas, los giros, los saltos. Cuando comencé con mi compañía sabía que no vendría gente y que no lo podría exportar porque no se conocía, entonces hice una obra de tango-flamenco con músicos argentinos, vinieron muchos tangueros y mucha gente que no conocía la danza española. Luego fue flamenco-oriental, luego jazz y flamenco, y recién mi cuarto espectáculo, Suite Sevilla, ha sido de corte netamente español. Hay que tener una buena estrategia para llegar al público.
¿Cómo sigue la gira?
Haremos funciones por España y estamos cerrando una gira por Sudamérica para 2019. Tengo muchas ganas de ir por Buenos Aires, seguramente estaremos allí.