Entrevista
La Memoria y Kafka en la Biblioteca
Por Toni Más
Materiales, es la nueva obra de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea, con idea original del bailarín y coreógrafo francés Pierrick Malebranche, que se estrena en su sede, el Centro Nacional de Música y Danza, el 1º de junio. La pieza podrá verse los miércoles y jueves de este mes, con entrada gratuita
Balletin Dance dialogó con Pierrick Malebranche, quien aseguró, con singular modestia, que más que un coreógrafo, él es apenas responsable de organizar el caos, o de fingir hacerlo -parafraseando a Jacques Cousteau-, consciente del espectro ilimitado que abarca el lenguaje de la danza hoy. En este caso, un caos provocado por él mismo como propuesta para otros.
Materiales tiene tres aspectos, los materiales, el espacio que trasciende como escenografía para tomar un rol protagónico y el texto de Kafka. La relación que los unifica o les da eje es la memoria. “Es un montaje en caleidoscopio”, dijo el autor, que si tuviese que elegir una palabra para definir su proceso creativo sería palimpsesto. Con un montaje cinematográfico filmado a dos cámaras, donde los tiempos se mezclarán con la realidad, con los sueños y el pasado.
Sus inicios se ubican en la academia de artes circenses de Annie Fratellini y en la escuela de mimo Marcel Marceau, antes de abordar la danza contemporánea, la ópera y el teatro. Integró la compañía de Philippe Genty durante una década, a quien reconoce como su gran maestro e influencia más directa, su obra Viajeros Inmóviles fue un hito que lo nutrió de una sensibilidad particular para la naturaleza de los materiales, aparentemente inertes, que nos rodean.
Para el artista, son los elementos quienes protagonizarán la escena de Materiales, donde los dieciocho bailarines podrían catalogarse como privilegiados “partenaires”. Dijo también que el “hecho escénico” de esta obra, contiene un mensaje que apunta en varias direcciones siendo los objetos los que definirán ese derrotero: “el material siempre devuelve algo. El proceso escénico no apunta a una sola cosa, no nos autodefinimos en una única expresión. En este caso estamos trabajando con bailarines y vamos a aprovechar mucho esa impronta, jamás limitaría la infinita potencialidad de sus movimientos, pero habrá manipulación de objetos y lectura de textos, más por su valor sonoro, que semántico o dramatúrgico”.
La Sala
La Sala Williams, donde actuaremos, no es un teatro y, desde su esencia, como antigua biblioteca actualmente vacía, trataremos de apropiarnos de su imponente espacialidad. Su acústica, su arquitectura, sus elementos, se agitaron en mi mente durante el proceso de creación. La poética de Philippe Genty, al abordar los materiales, tiene gran proximidad con el psicoanálisis y la labor de asociaciones de ideas resulta esencial. Las imágenes que creamos son metáforas, la confrontación emanante del vínculo con los objetos despiertan el área oculta donde yacen nuestros conflictos. Hemos trabajado sobre la memoria histórica individual desde una perspectiva consciente y, también, inconsciente. Ya en la Sala Williams nos sorprendió ese nexo invisible que fue surgiendo, pues la biblioteca es un lugar donde se almacena la memoria escrita, el saber. Sumado a esto hay un cuento de Kafka que siempre tengo conmigo, se titula Informe Para una Academia (un mono al frente de una academia médica, que narra su transformación en ser humano: “para lograr esto tuve que renunciar a mi memoria”), es aquí donde me atraviesa un último elemento, pues soy hijo de inmigrante”.
Traslaciones
Mi padre cambió de país y se halló ante esa encrucijada. De Haití viajó a Francia y sólo portaba el idioma, pues las realidades son muy opuestas, tanto las culturales y climáticas, como las de Nación y Estado. Siempre a algo se renuncia. Ahora yo lo vivo también, pues resido en Argentina y la relación es muy distinta. La primera sensación fue la de estar muy cerca, pero muy lejos. Muy cerca porque el paisaje humano visible es de personas blancas o, aparentemente, caucásicas; en Buenos Aires percibo rostros similares a los franceses, italianos, españoles, alemanes, ingleses; en fachada parecen europeos, pero las costumbres y el modo de relacionarse son bien distintos. La gente es más dada a tocarse, a saludarse afectiva y cordialmente. La distancia cultural en mi país es notoria. Resido acá por el derecho que me otorga tener un hijo francés, de madre argentina, aunque culturalmente me sienta más identificado con Haití, Brasil y Cuba, por la presencia afrodescendiente.
La temática
Llegué a este tema porque diariamente me pregunto qué estamos construyendo como humanos. Hay herencias genéticas, familiares y socioculturales y luego está la parte que me pertenece como individuo, diferente a estas herencias. A veces me siento perdido en ese laberinto personal y me interrogo sobre ¿qué me está llevando a hacer una elección y no otra? ¿Mi cultura, mi educación, esas herencias, alguna emoción desconocida? Pues, no sé. Siento que soy como una balsa en el océano y varias corrientes influyen sobre mí.
¿Se considera un artista de la posmodernidad?
No, al contrario. Me siento influenciado por todo. Si la posmodernidad está fuera de los ismos, yo, al contrario, me siento como una esponja. En mi camino hay una suma de capas y diferentes cosas, todo lo que hago tiene raíces en algo. Llevo a la escena todo lo que vi, porque todo me dejó una huella. Siento que no estoy inventando nada, sólo estoy acomodando consciente o inconscientemente. Estoy lleno de todos los ismos, aunque no me reconozco en una escuela en particular.