La Pelota refleja los comportamientos y actitudes de las personas dentro de los momentos relacionados al gol en el fútbol. A lo largo de una hora, se extrae la mayor cantidad de elementos de la corporalidad de las celebraciones, y la euforia, que a veces, llegan a niveles libertinos. Este trabajo continuará los días 16 y 17 de agosto en el Teatro El Perro y en el festival de La Plata
Los cuerpos se tensionan, esperan alertas, y el tiempo transcurre en cámara lenta en los instantes previos al gol. Cuando éste sucede los gritos se hacen oír y los festejos comienzan desaforadamente.
Cada gesto y movimiento dentro de la celebración del hincha y/o del jugador de fútbol es un rito infinito, con bailes y aspectos teatrales que Lucia Di Salvo supo aprovechar para montar La Pelota. Esta obra pone en escena diferentes aspectos de una victoria dentro de la cancha, desde un simple abrazo hasta aquellos que rozan la pasión.
La propuesta empezó a gestarse hace dos años. Partió de un solo de Martina Cobán, una de sus bailarinas, creado en una residencia brindada por el Instituto para el Fomento de la Actividad de la Danza no Oficial de la ciudad de Buenos Aires (Prodanza) con tutoría de Silvina Duna. Poco después, el equipo de ocho intérpretes comenzó un proceso de ensayos en base a los comportamientos que brinda ese instante del gol. Según la directora: “Dentro de los momentos relacionados al gol hay diferentes instancias, que incluso llegan a la violencia dentro de la alegría. Compusimos a partir de ahí, del cero al cien, desde ese lugar donde el ser humano se libera poniendo todo su cuerpo. A veces con resultados no deseados.”
Así, algunos personajes que aparecieron luego de un golazo, fueron retratados sutilmente tomando rasgos gestuales y corporales. Excelente fue el trabajo desarrollado por Pablo Fontdevila, quien con repeticiones y palmadas logró un estado que reflejaba al fanático cargoso. Ese hincha eufórico, que incluso molestaba a sus compañeros, despertó carcajadas en el público.
Otra escena mostró algunas situaciones dentro de las tribunas. Las intérpretes despertaban pasiones seduciendo a dos hombres que reaccionaban de diferentes maneras: uno de forma más “canchera” y otro enredándose con sus ademanes y palabras, incapaz de anotar un gol con Laila Gelerstein, quien mostró un buen trabajo interpretativo en este coqueteo con el fan desesperado.
En síntesis, La Pelota se sumerge en las celebraciones de la cancha (incluso imita bailes y festejos reales de jugadores de fútbol), emulando los comportamientos y el amor que muchos argentinos sienten hacia sus clubes favoritos. Esa energía, que por momentos llegó a ser desprolija en escena, llevó a los intérpretes a cerrar la pieza con enfrentamientos, cumbias, saltos y murgas, en esta obra, donde se pone todo en la cancha.