Restos Románticos

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Prado erguida sobre Martínez Foto . Ana Carolina Naranjo Rojo

En las relaciones amorosas los cambios súbitos suelen tener algo inexplicable, a pesar de que en las relaciones amorosas, los comienzos suelen ser inexplicables. En El Camarín de las Musas se presenta Anatomía de una Relación, con dirección e interpretación de Gabriela Prado y Jorge Martínez

La propuesta de Prado-Martínez ofrece ingredientes de sentimentalismo explícitos para lo esperable de poner en juego una relación amorosa. El dispositivo escénico, un bucólico paisaje campestre (Alicia Leloutre a partir de un dibujo de Germán Parsons), enmarca románticamente a la pareja y da fondo al relato de su encuentro y desencuentro. Al comienzo, el hombre echado, intentando acomodarse o sostenerse con ayuda de un hueso, un fémur que porta en sus manos. Ella, entretanto, lejana, en el solitario horizonte, transita su pasar como un ideal en sombras. Se encontrarán y habrá sonrisas, encuentro, comienzo de amor. Pero juntos no será todo rosas: rupturas mínimas como el simple no poder tomarse de las manos, rupturas máximas como desprecios que castigan hasta la aniquilación. Siempre recorriendo una tensión que cambia de a dos, con sus ratos en solitario, sus tramos de intentos de reunión, sus broncas o peleas, sus asociaciones tiernas.

En la obra no faltan los componentes de cómo andar con alguien en lo del amor en pareja: acompañamientos con simbiosis, otros con mucho esfuerzo seguidos, otros soportados apenas; distanciamientos helados, cínicos, violentos; deferencias cruzadas con indiferencias, cuidados entremezclados con descuidos; algunas contenciones; algunas sañas.

Hay sucesos que aparecen como caprichosos o antojadizos. No se espera que ocurra algo que rompa la línea de lo romántico pero, en rigor, esto hace ver también que no hay razones para que se inicie lo romántico. Lo cierto es que, las más de las veces, en la vida, no es explicable porqué comienza el amor por alguien: se sabe cuando ya es.

En Anatomía de una Relación “hay amor” de modos a la vez amables y furiosos: él, que inicia tratando de estar completo con un fémur ajeno, es ayudado con cierto maltrato por ella para estarse en pie con sus zapatos. Ella, que incluso recibirá su sortija, es tratada tanto con cuidados como con la máxima violencia por él. Hay un desquicio de comedia negra en la pieza que, por vía de un humor seco, potente, da cuenta, a veces hiperbólica, de vaivenes de la relación.

En Anatomía…, resaltando la ironía y acentuando lo romántico a ultranza, no faltan Frédéric Chopin, Erik Satie ni The Beatles. Tampoco, en la misma tesitura, recorridos en secuencias que pasan por el ballet, por el contemporáneo, por algo de acción frenética y, en contraste, de gesto sutil.

La excelente performance de los intérpretes en escena hicieron de la función un sólido relato en el que anécdotas directas, simples, sintetizadas en formas bailadas y con pocas palabras, mostraron con rigor disímiles tránsitos de lo amoroso de a dos.

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Actor, director, coreógrafo, dramaturgo, escritor, poeta. Prof. de teatro. Prof. de expresión corporal. Prof. de composición coreográfica (UNA). Periodista, crítico (Balletin Dance).