El Ballet del Teatro Colón que dirige Maximiliano Guerra, ofreció Noche Contemporánea con los estrenos de Amor, el Miedo Desaparecerá de Walter Cammertoni, Bosque de Espejos de Constanza Macras y por primera vez en la compañía Por vos Muero de Nacho Duato, e In the Middle Somewhat Elevated de William Forsythe

Cammertoni, recurrió a una composición estudiada que cumple con todas las reglas de la coreografía, y permitió el lucimiento de varios bailarines. Filas, diagonales, duos, solos, grupales, caminatas y ruidos sonoros alternados con efectos lumínicos, contribuyeron a crear diferentes climas, en una pieza contemporánea pero de base clásica. Macras (ver Balletin Dance Nº 254, junio de 2016) utilizó en su creación a los bailarines de edad avanzada del elenco, bien protagonizada por Norma Molina y Ricardo Ale, junto a unos pocos jóvenes. Ellos hablaban en escena, sus textos (Michel Foucault) fueron demasiado complejos y sin la preparación necesaria para recitar (a pesar de tener micrófonos) la audiencia no pudo captar el significado profundo de lo que estaba sucediendo. La muerte de los bailarines en el ballet clásico, con referencias sutiles -la mayoría de las veces- a diferentes obras, también dejaron al público no habitué fuera de la trama. Con una ingeniosa escenografía y músicos en vivo, la pieza requiere un análisis exhaustivo que el público no estuvo dispuesto a hacer.

Luego llegó el turno de Duato, con una obra creada para la Compañía Nacional de Danza de España en 1996, que fue en la que los bailarines del Teatro Colón se expresaron de manera más orgánica. Una obra de arte que resulta atemporal, sobre la magnífica poesía de Garcilaso de la Vega (en la nítida voz de Miguel Bosé) con música antigua española que permite abarcar la importancia de la danza para el pueblo de la península ibérica. Resultó el mayor logro de los bailarines en esa noche. Para finalizar: Forsythe. Una pieza creada en 1987, para virtuosos bailarines, que porque poseían un dominio técnico impresionante podían ir más allá de las difíciles posiciones en velocidad, para transmitir un algo más. In The Middle no se detiene ni un segundo, es difícil, agotadora, con movimientos muy propios de la estética del coreógrafo, que utiliza las destrezas de la técnica clásica, pero ‘desfasada’. Los bailarines supieron sortear las exigencias, pero necesitarán más tiempo para capturar la estética y hacerla propia.