Con una estructura básica que logró plasmar mediante la danza, las leyes de la física, la obra Quantum del coreógrafo suizo Gilles Jobin, se presentó del 4 al 7 de agosto en el Centro Cultural San Martin
Gilles Jobin presentó Quantum en diferentes ciudades argentinas. El trabajo nació en una residencia realizada en 2012 por el artista, en los laboratorios del Consejo Europeo para la Investigación Nuclear (CERN), uno de los centros de investigación cuántica más importantes del mundo. Durante tres meses el suizo exploró las relaciones entre cuerpo y mente en los laboratorios del generador de materia más grande del mundo, en colaboración con científicos, para buscar elementos que lo ayudaran a componer una pieza de danza inspirada en las leyes de la física.
Quantum, busca sumergirse en el mundo de protones, neutrones y demás elementos que componen al mundo recurriendo a secuencias de movimiento que pueden parecer simples a la danza, pero que tienen su fundamento en los principios de movimiento de la física. Por ello esta propuesta no presenta demasiada complejidad en su composición escénica y recurre a elementos básicos, pero útiles y suficientes para observar sobre escena las fuerzas de la naturaleza (gravedad, electromagnética, interacción nuclear fuerte e interacción nuclear débil), fuerzas por las cuales se relacionaban sus intérpretes en la función.
En la puesta pudo observarse a los bailarines moverse de manera simétrica, en círculos, hileras, filas, caídas e interactuando entre ellos sin llegar a un contacto físico, puesto que según las observaciones de la ciencia, la materia o las partículas nunca llegan a tocarse concretamente.
Montar esta propuesta no fue sencillo, según indicó Jobin en entrevista otorgada a Balletin Dance: “Quería aplicar a la danza las reglas que existen dentro del mundo de las partículas, y me costó en un principio porque pensaba que había más mecanismos. Pero no. Son sucesos cortos y efímeros. Cuatro fuerzas que a su vez no tienen contacto”. En síntesis, el creador rescató patrones de movimiento y formas de interacción elementales, que llevó a que sus bailarines representaran “partículas gigantes” en escena.
“La escena y la cuántica comparten algunos elementos, por ejemplo: las partículas sólo existen una vez cuando las observamos, la existencia de la danza, que también es efímera, sólo existe en los ojos del espectador”, señaló el suizo en esta conversación.
Por último, el coreógrafo reivindicó la necesidad de que los bailarines y artistas de la danza, sean investigadores y no sólo productores. “Montar Quantum y hacer una investigación metódica, me llevo a redescubrir cosas y recibir mayor material para poder llevar adelante mi trabajo”.
La gira en Argentina de Quantum continuó por las provincias de Corrientes y Misiones, y contó con el apoyo de la Embajada de Suiza.