Congreso Nacional

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Mesa dedicada a la danza: Juan Cruz Guillén, Claudia García, Miguel Angel Tapia, Segundo Pereyra, Lito Luna y Juan Saavedra - Foto . Darío Pizarro

La Academia Nacional de Folklore junto a la Secretaría de Cultura de la Ciudad de Córdoba, organizó el IV Congreso Nacional de Folklore, del 25 al 27 de agosto. Como en las ediciones anteriores, hubo una mesa dedicada a la danza, en uno de los históricos salones del Cabildo de Córdoba, con una concurrencia que superó holgadamente su capacidad

 

Con coordinación de quien escribe, integraron la mesa de danza de la cuarta edición del Congreso Nacional de Folklore, Claudia García (Entre Ríos), Lito Luna (director del Ballet Folklórico Provincial de Salta), Segundo Pereyra (Córdoba), Juan Saavedra (Santiago del Estero), y como presidente honorario Miguel Ángel Tapia (Córdoba). Fue justamente esta mesa, la más concurrida y entusiasta, como había ocurrido en las otras tres experiencias de este encuentro. Los bailarines somos muy sanguíneos y enseguida aflora el frenesí y la fuerza al hablar de nuestro quehacer, lo que más nos apasiona. Las ponencias fueron extensas y sumamente ricas en información, a continuación, un intento de sintetizarlas certeramente.

Migue Angel Tapia, en un tono desestructurado, estimuló a los jóvenes en cuanto a la necesidad de esforzarse y recordó a algunos de los antiguos bailarines. “Había bosquejado una nota descriptiva, quizá un tanto catártica, donde señalaba detalladamente los estragos sufridos por la danza folklórica argentina. Pero decidí sintetizarla para evitar malos entendidos”, aseguró. Recorrió la evolución de nuestras danzas, deduciendo como lógico que las danzas hayan tenido “retoques y aportes”, pero aseguró que sería oportuno, “encarar una estrategia motivadora y de impacto para lograr que esta parte de nuestra cultura popular no se pierda (…) El pueblo, espontáneamente, decidirá poco a poco qué hacer con la herencia que se le ha confiado”.

Claudia García, abrió la exposición refiriéndose a la territorialidad. Allí manifestó su fastidio cuando se pone sobre el escenario un baile de forma malinterpretada, “haciendo del chamamé algo ridículo, como el gaucho que bebe de más y que le toca la cola a la dama: nosotros no somos así”. Para no confundirse, la profesora invitó a los asistentes a recorrer la provincia. “No van a encontrar ni un criollo, por más caú[1] que esté, que le falte el respeto a una dama”, aseguró.

Continuó Luis Segundo Pereyra, con una ponencia referida a la influencia del camino al Alto Perú y de los inmigrantes españoles en las danzas cordobesas, como el gato, la chacarera y la jota cordobesa. “Las dos primeras, con marcada influencia afro”, y la jota cordobesa, “introducida por los inmigrantes españoles”. Para finalizar, sentenció: “las danzas cordobesas originales para el tercer centenario, deberían recuperar aquellas formas que les dieron identidad. Es necesario abrevar por el recupero de estos movimientos, para mostrar a un público cada vez más exigente, la danza con un genuino acento cordobés”.

Por su parte Lito Luna, director del Ballet Folklórico Provincial de Salta, explicó que su misión es preservar la cultura salteña, que es “…la cuna del folklore”. Alentó a discutir y fijar criterios para seguir un mismo rumbo: “La danza debe evolucionar pero sin descuidar lo natural. Somos los docentes los encargados de transmitir las vivencias que nos dejaron esos mayores. Debemos ser respetuosos de esos saberes”.

Juan Saavedra tuvo el cierre de esta mesa, y su disertación fue más una actuación, plagada de recuerdos. Entre otras tantas anécdotas y vivencias de cómo se cumplían promesas a la Telesita, las siete chacareras, rezabailes y curanderas, su exposición contó con momentos de humor y de mucha emoción, y culminó explicando que su estilo es la fusión de todo lo vivido y que en cada movimiento aparecen las imágenes de sus antepasados.

La conclusión final del encuentro, fue comenzar con la organización de un Congreso Nacional exclusivamente dedicado a la danza folklórica en abril o mayo del año que viene. Se señaló la importancia de lograr que en los Festivales los bailarines dejen de ser anónimos y que los locutores los mencionen con nombre y apellido (o por lo menos a qué agrupación pertenecen).

[1] Borracho

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Juan Cruz Guillén «Fierro», nació el 19 de junio de 1948 en Buenos Aires. Es Maestro Normal Nacional. Se formó en el Instituto Folklórico Argentino con Froilán Guzmán y José Manuel Moreno. Desarrolló su carrera profesional junto a Santiago Ayala «El Chúcaro» y Norma Viola en el Ballet Folklórico Argentino donde se desempeñó como bailarín y como secretario de compañía. Fue Subsecretario de Cultura de la provincia de Santiago del Estero. Dicta las cátedras de Bailes Populares y Danzas Nativas en la Universidad Nacional de las Artes (UNA), en la Municipalidad de Olavarría y en el Banco Central de la República Argentina. Fue coordinador de Radio Nacional Folklórica y es integrante de la Sociedad de Bibliófilos de la República Argentina.