7 de diciembre de 1954 – 24 de agosto de 2016
Sorprendió no verlo sobre el escenario en la única presentación que Leandro Gómez hizo de su espectáculo Más Allá del Tango en el Paseo La Plaza, el pasado 23 de agosto. La elegancia, el rasgo característico de Graciela y Osvaldo, llamaba la atención en la imagen que encabezó las promociones. Nos enteraríamos después que ensayó con ganas para aquella función, hasta que sus fuerzas flaquearon. Como pocas veces, la sorpresa y el dolor por la partida de un artista se extendieron en el ambiente del tango y el folklore con idéntica pesadumbre y reconocimiento a su figura.
Porteño nacido en el barrio de San Telmo, Osvaldo Salvador Ciliento no sólo alcanzó la gloria bailando en los mejores teatros del mundo sino que se ocupó de abrir una senda y darles posibilidades de progreso a muchos otros que vinieron detrás suyo. Quizás por eso el común denominador de los comentarios en las redes sociales a raíz de su prematuro fallecimiento fue la gratitud de quienes aprendieron de él, no sólo pasos de baile, sino una manera de conducirse en el escenario y en la vida.
Formado en la Escuela Nacional de Danzas, Osvaldo integró desde muy joven prestigiosos ballets de tango y folklore: la compañía de Mario Machaco y Norma Re, el Ballet Salta, Malón Ballet, Los Huachi Pampa, la compañía de Los Dinzel y, tal vez el más significativo, el Ballet Folklórico Argentino de Santiago Ayala ‘el Chúcaro’ y Norma Viola. En 1974 sus primeras giras internacionales junto al grupo de proyección folklórica Los Malambos lo llevaron a Inglaterra, Italia, Suecia y Francia, con funciones en el mítico Moulin Rouge, nada menos. Desde entonces no paró de rodar por el mundo.
En Buenos Aires, su figura espigada, con porte de galán, concitó la atención en sitios emblemáticos como el cabaret Karina, Casa Rosada, Taconeando, y en la pantalla del viejo Canal 9, en un clásico de aquellos tiempos, Grandes Valores del Tango. Fue en 1985 que Ciliento se unió a Graciela García, con la que compartió las luces del show y el afecto en la intimidad del hogar hasta sus últimos días. Para entonces, él ya había trabajado con Mariano Mores y juntos lo harían luego en varias giras. Recorrieron Japón de punta a punta de la mano de Los Dinzel y con Leopoldo Federico. El Viejo Almacén, Osvaldo Requena, Beba Bidart, La Ventana y José Colángelo son figuras y lugares que jalonaron su carrera.
De las sucesivas colaboraciones con el Sexteto Mayor devino el proyecto que lo marcó para siempre: el estreno, en 1992, del espectáculo Tango Pasión, del que Osvaldo -además de bailarín- fue asistente de coreografía, company manager y, finalmente, director artístico. Con esta compañía transitó los cinco continentes, llegando a realizar 285 funciones en un año. Hacia 2012, cuando celebraron dos décadas de éxito, sumaban ya setenta los bailarines que habían pasado por el elenco.
Las últimas actuaciones de Ciliento en la Argentina fueron junto al dúo Los Visconti, en Radio Nacional y en la Exposición Rural. En el minuto postrero sonó en su habitación La Cumparsita, uno de sus tangos predilectos. Y abrazado a Graciela se fue bailando.