Una investigación supone, prima facie, un aumento del conocimiento de aquello que es investigado, esto es, un desborde de los límites que se tenía, con lo cual construye un nuevo universo. En el Centro Cultural de la Cooperación se presentó María sobre María, pieza de danza que se funda en un recorrido sobre la obra de María Fux, con interpretación de María Kuhmichel y dirección de Lucía Llopis

 

Se puede comprender el espectáculo como una investigación que, de algún modo, a la vez que tematiza la creación en movimiento de María Fux, constituye un homenaje a esta pionera de la danza moderna o contemporánea en nuestro medio.

Distintos recortes de la trayectoria de aquella son presentados como ejemplos y muestras de sus maneras de bailar y se desarrollan, descriptiva, analítica y sintéticamente, armando con estos materiales una pieza nueva en las mismas bases de las viejas obras de Fux.

La toma en detalle de brevísimas secuencias, reunión de esfuerzos, formas y ritmos, pasos casi, inventados a su modo por la bailarina citada, es presentada con un rigor expresivo que busca traer a la presencia y en acto aquello que se tomó. Simplemente, más que copiar los movimientos, el trabajo ahonda en volver a tenerlos presentes en sus detalles. Para esto, entre otras entradas, se da una lista de la selección y se ponen en escena estas formas y dinámicas. También aparece, de este modo, una construcción que puede pensarse nueva, una posible coreografía de Fux sin Fux para hoy.

Como material investigado y puesto en obra también se incluye, siempre dentro de un encuadre de juego de exploración sobre la creadora, un fragmento de audio de un reportaje a ella en el que da el relato de anécdotas de su quehacer. Esto pone en contexto. Y es cierto que, además, un contexto más preciso se ofrece en las maneras de hacer la danza: en función, una muy precisa y expresiva Kuhmichel alcanzó instancias de reduplicación de Fux más que de imitación.

El trabajo ofreció tramos más puntuales de elaboraciones con la voz, con las manos, con recorridos, caminatas, secuencias, logrando acentuar detalles muy propios de Fux apropiados por Kuhmichel.

Como investigación puesta en cuerpo y movimiento, la obra no sólo trajo a escena aquella danza, aquella impronta, sino que también abrió un panorama rico en lo que se puede calificar como una mirada a la vez atenta, amable, precisa, reflexiva y valorativa que brindó aclaraciones conceptuales, desde el mismo movimiento, que hacen a una actualización y a la capacidad de novedad de lo que se comprende como danza: cada vez que la danza es pensada y puesta en juego recupera su potencial de acción expresiva presente.