La compañía oficial de danzas folklóricas atraviesa una “situación crítica”, con sueldos adeudados, falta de presupuesto, ausencia de director y dilaciones en la definición de la jubilación de sus integrantes de mayor edad. Aun así, prepara un homenaje al maestro Mariano Mores
¿Quién sabe si el maestro Santiago Ayala “el Chúcaro” habrá imaginado este presente incierto para la compañía oficial de danzas nativas que fundó en 1990 junto a Norma Viola, como una prolongación natural de su histórico ballet folklórico? A 27 años del debut en el imponente escenario del Teatro Colón, el Ballet Folklórico Nacional (BFN) atraviesa una “situación crítica” que viene siendo denunciada hace meses por sus integrantes.
Un abanico de reclamos que van desde la ausencia de director y subdirector hasta la escasez de presupuesto, sueldos adeudados y dilaciones en la definición de la jubilación para los bailarines de mayor edad, fue expuesto en detalle a través de una carta abierta que el elenco leyó el pasado 9 de julio en el inicio de su presentación en el Teatro Municipal de Quilmes. La comunidad de la danza tomó nota de la problemática y se hizo eco de inmediato. Las autoridades del Ministerio de Cultura, del que depende el elenco, todavía meditan una salida a este cuadro acuciante.
“Es una precarización laboral y artística la que sufrimos”, resume la situación Hernán Nocioni, integrante del Ballet y su vocero ante Balletin Dance. “No es algo nuevo, pero se agudizó con las últimas gestiones en Cultura. Desde enero de este año no tenemos director, es cierto, pero cuestiones como la falta de insumos (telas, cintas de tapete, jabón en polvo, herramientas para los técnicos) son anteriores. Tantas carencias comprometen críticamente el normal funcionamiento de la compañía”.
El último director del BFN fue el santafesino Omar Fiordelmondo. Su contrato concluía en diciembre de 2015 pero las nuevas autoridades de Cultura lo prorrogaron por un año. Para entonces, la compañía ya no tenía subdirectora: Margarita Fernández había ganado la dirección de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea (CNDC) y emigró. Algunas versiones indican que para su último año de gestión Fiordelmondo quiso instalar en ese puesto a su amigo Héctor Aricó, pero no se lo permitieron. En diciembre último, Fiordelmondo cesó en el cargo. El Ballet siguió adelante al mando de los asistentes femenino y masculino, pero Alejandra ‘Vidala’ Barboza ganó en mayo pasado el concurso para la dirección del Ballet Folklórico de la Provincia de Salta Martín Miguel de Güemes, y regresó a su provincia natal. La crisis fue aún más aguda. “No hay mandos jerárquicos ni decisiones artísticas. No se puede gestionar siquiera una licencia porque no hay quien firme un papel”, denuncia Nocioni.
“Es crítico no tener una guía artística, no saber qué coreografía vamos a interpretar o quién tiene que bailar -remarca-. Lo peor es ver que no existe una política cultural de fondo: qué se quiere hacer con el BFN, para qué está. Va más allá del derecho del trabajador de tener su sueldo y condiciones dignas de trabajo. Acá le están privando a la gente el derecho a la cultura. El folklore nos define como nación, nos da una identidad. Que nos priven de esto es privarnos de nuestra historia y nuestras raíces”.
¿Por qué se demora tanto el concurso?
Cambió tres veces el responsable de Recursos Humanos, dos veces el asesor legal del ministro (Pablo Avelluto). Con cada cambio vuelven para atrás todos los expedientes: la compra de un traje, la designación de un bailarín. De todos modos, hubo un gran avance: con una publicación en el Boletín Oficial el ministro anunció que el concurso se va a realizar. Ahora se inicia todo el proceso. Serán entre tres y cinco meses más sin director. Y enfrentamos además el período eleccionario, con todos los rumores que eso genera.
En lo que va del año, el BFN lleva realizadas apenas seis funciones (las dos últimas, junto a Marianela Núñez en San Martín a mediados de julio). A pesar de los problemas que enfrentan los cuarenta bailarines y los veinte asistentes administrativos y técnicos, “no suspendemos funciones ni ensayos porque esto es lo que amamos hacer y asumimos un compromiso ante la sociedad”, destaca Nocioni.
Junto con las mejoras edilicias en la ex Biblioteca Nacional (la Casa Nacional de Música y Danza, donde ensayan) y el pago de sueldos adeudados por dos o tres meses al personal contratado, el BFN reclama un sistema jubilatorio que se adapte a las especificidades de la actividad que realizan sus miembros. “Por nuestra actividad física de alto rendimiento, comparable a la de un jugador de fútbol o un tenista, nuestra vida útil ronda los 40 a 42 años. No es un límite preciso pero determina la necesidad de una evaluación psicofísica y artística para saber si la persona es apta para seguir integrando una compañía de este nivel. Lo que pedimos es que las mismas leyes que ya existen en algunas provincias (Córdoba, Buenos Aires) se extiendan a nivel nacional, para el BFN y la CNDC”, explica Nocioni. Oportunamente, el Ballet presentó un proyecto de ley en el Congreso que obtuvo el visto bueno de la Comisión de Previsión pero descansa a la espera de su tratamiento en las comisiones de Presupuesto y de Cultura, con el riesgo de que a fines de este año perderá estado parlamentario.
El Lado B
El lado B de este presente difícil que las autoridades demoran en atender es la iniciativa de los bailarines de seguir adelante con el montaje de obras originales que pasarán a formar parte del variado repertorio del BFN. Agustina Vigil, actual integrante del elenco, trabaja en un nuevo cuadro basado en ritmos folklóricos, mientras que Mariano Balois ha vuelto a la compañía que integró durante siete años (hasta 2011) para montar una obra en tributo al maestro Mariano Mores, del que en 2018 se conmemorará el centenario de su nacimiento.
“La aprobación de mi proyecto es un oasis en medio de esta situación”, grafica Balois. El coreógrafo, integrante de compañías como Tango Pasión e Immortal Tango, aspira homenajear a Mores “no contando una historia sino inspirándome en su visión del show -explica-. Desde siempre me identifiqué con su estilo, muy para afuera, exagerado en su look, muy barroco. Pensé: ¿qué nos deja Mores como concepto de espectáculo? Y la respuesta fue: su virtuosismo, cierto vedetismo incluso, mucho brillo y glamour. En esta obra trato de reflejarlo coreográficamente”.
Con el asesoramiento musical de Gabriel Mores, nieto del gran pianista y compositor, Balois seleccionó cuatro temas fundamentales: los tangos Uno, Grisel y Tanguera, y la milonga A la Flauta. El estreno de la obra está previsto para la primera quincena de noviembre. El diseño de vestuario pertenece al propio Balois y la iluminación, a Gustavo Trinidad. Agustina Pardo es la asistente coreográfica.
“Mi estilo no es extremadamente novedoso, no lo inventé yo, pero es distinto de lo que el Ballet viene trabajando hace años. Quise actualizarlos en ese sentido. En el BFN han coreografiado tangos Nélida y Nelson, Carlos e Inés Bórquez, y María y Carlos Rivarola, entre otros, todos grandes maestros. Y ahora yo, con mis 33 años y esta obra que trae algo de paz a la compañía”.