Nada es Conceptual

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Robert Wilson y Mikhail Baryshnikov en conferencia de prensa. Foto: Alicia Sanguinetti

Lino Patalano se embarcó en un nuevo desafío de producción que fue traer a Mikhail Baryshnikov una vez más a nuestro país, para ofrecer Letter to a Man dirigido por Robert Wilson, en funciones que se realizaron del 7 al 17 de septiembre en el Teatro Coliseo

 

Poco antes de estrenar, Baryshnikov y Wilson brindaron una riquísima conferencia de prensa, en la que detallaron su alianza, sus pareceres sobre la puesta en escena y sobre el genial bailarín que los inspiró para recorrer el mundo con Letter to a Man. Obra plagada de hermosas imágenes pictóricas, de esas que permanecerán en el recuerdo por largo tiempo.

 

Composición

Robert Wilson abrió la charla y con suma calma explicó a la prensa, al mejor estilo de Martin Heidegger, la forma en que realiza su trabajo. En primer lugar, conforma una estructura, visualmente, así como piensa el teatro. Tomó un papel donde esbozó un sencillo croquis, en tres partes. “Cada parte es algo que dice”. La parte A, la más cercana al público (en pintura sería un retrato), la Parte B es con la mirada un poco más lejos (como una naturaleza muerta) y la parte C sería visto desde lejos (un paisaje). “Son tres maneras distintas de pensar un desarrollo”. Una vez conformada esa estructura, se ocupa de analizar en qué consiste ese espacio y cómo llenarlo con imágenes.

 

Coreográficamente

“Pienso mis creaciones como una sucesión de tiempo y espacio, con momentos interiores y exteriores, más rápidos y más lentos, con interrupciones, de luz, color, imagen”. Sin ser bailarín, su concepción ciertamente es coreográfica, “para mí todo el teatro es danza, incluso cuando estamos quietos”. Y recordó a Martha Graham cuando decía que aunque no nos movamos el movimiento está, “en tanto haya una vida que respira, esa línea de movimiento continúa”. Por eso, trabajar con Baryshnikov es sumamente placentero para él: “Una de las cosas más admirables que tiene Misha, por ser bailarín, es que entiende de qué se trata exactamente el movimiento (porque muchas veces sucede que si un bailarín no está moviéndose, es como si estuviera parado en la parada de un colectivo)”, aseguró. También celebró que una de las características del bailarín, sea “que es muy disciplinado. Su trabajo se basa en su disciplina, en su entrenamiento y sobre todo en la libertad”.

 

El silencio

Continuando con el movimiento y las pausas, Wilson parafraseó a John Cage, quien dijo que “no hay tal cosa como el silencio. Si escuchamos estos sonidos del silencio, cuando comencemos a hablar, cuando empecemos a generar sonidos, se harán más audibles, y nos vamos a dar cuenta que ese sonido es la continuidad del silencio”.

 

La Curiosidad

Para el creador, su labor no tiene que ver con representar algo, sino que “se trata de una cosa”. Y es más: el trabajo puede ser muchas cosas. “Uno puede reflexionar/pensar sobre ese trabajo… no quiero decir que no tenga un significado, por supuesto que lo tiene, pero tiene muchos significados. Por supuesto tenemos ideas, tenemos sentimientos sobre eso, pero que pueden cambiar de la noche a la mañana. No es importante decir qué es una cosa, sino preguntarse qué es esa cosa. Esa es la razón por la que trabajo”.

 

Buenos Aires

Para Mikhail Baryshnikov llegar a Buenos Aires resultó muy significativo porque probablemente sea su última vez. Por eso, aclaró, accedió a brindar esta conferencia de prensa. Habló encantadoramente sin pausa, durante toda la reunión. “Para mí, estar en Buenos Aires es muy emocionante, he venido durante los últimos cuarenta años a esta gloriosa y hermosa ciudad. Realmente tengo un profundo cariño, una profunda estima por el país, por la cultura, por la música, por la danza, amo al público de Argentina. Además, el hecho de venir con este proyecto personal, de llevar a escena el diario que Vaslav Nijinsky escribió”. Sintéticamente mencionó su casamiento en 1913 con la condesa Romola Pulszky, en la Iglesia de San Miguel de Arcángel. “En 1918 hizo una actuación en Montevideo, que fue su última presentación. Al año siguiente escribió su diario, que es el que conforma el contenido de nuestra pieza Letter to a Man”.

 

Letter to a Man

“No es la historia de la vida de Vaslav Nijinsky”, explicó Baryshnikov. Está basada en esos diarios que él escribió “rapidísimo”, en seis semanas (comenzando en enero de 1919), y que desde 1930 comenzó a traducirse a muchísimos idiomas. “No es más que un documento de un hombre perturbado que cayó en la oscuridad. Esta pieza es un fascinante collage de ideas que armamos con Wilson”, tomando su relación con Dios, con el pacifismo, su desarrollo y su vida como artista, pero también como esposo, padre y creador.

Estos diarios ofrecen obviamente muchas contradicciones. “Por momentos hay algunos textos que son del tipo de Tolstoi o de Dostoievsky, con esa misma calidad, y de pronto pasamos a párrafos más bien kafkianos, que no tienen nada que ver con la realidad”.

 

Composición II

Pero antes de continuar Robert Wilson, volvió a mostrar su boceto. “Quiero decirles algo más: esto que ven acá, no es lo importante. Es una estructura, un marco, lo que importa es cómo se llena, qué se pone dentro”, y lo compara con Giselle, como un marco, que el bailarín deberá ocuparse de llenar de acuerdo a su desempeño.

 

Personal-profesional

Baryshnikov continuó respondiendo a los periodistas amenamente. Explicó, que lleva 60 años de vida en los escenarios, y que de manera instintiva siempre vivió su vida privada y profesional, como una unidad, como un todo, en “un delicado equilibrio”. También “en términos sociopolíticos. Pensar en la situación política de nuestro país ahora [Estados Unidos], y la relación que tiene el gobierno con las artes, es algo que me afecta a mi directamente, tanto como lo afecta a Bob Willson. Porque la política tiene un efecto directo en cuál va a ser el futuro de nuestra actividad”.

 

Vaslav Nijinsky

Pero quién fue Nijinsky antes de caer en la locura. “Sin duda Nijinsky era una persona con un talento destacadísimo. No sólo fue privativo de él, sino de su hermana Bronislava que fue una excelente coreógrafa”, analizó.  “El duo Nijinsky-Diaghilev fue muy poderoso, abrió las puertas al mundo a muchísimos artistas, diseñadores, coreógrafos, vestuaristas. Para explicar un poco más, confirmó que “en realidad no existen películas de Vaslav Nijinsky, por eso recién cuando interpreté algunos de sus roles (cuando yo estaba en el apogeo de mi carrera como bailarín clásico), como Les Sylphides, Giselle, Pavillon d’Armide, entendí su maravilloso y extraordinario poder físico. El más destacado fue El Espectro de la Rosa de Michel Fokine, que si bien es una pieza corta, es una maratón; hay que ser verdaderamente dotado para lograr esa perfección clásica, esa forma de bailar que significa prácticamente flotar en el aire, de una manera que no necesariamente sea masculina ni femenina. Tiene que dar la sensación de que el bailarín desperdiga el perfume en escena, hasta que se encuentra con la señorita que llega del baile”.

 

El Tiempo, la Vida, la Continuidad

Para Wilson “el trabajo del artista es una sola cosa que se extiende a lo largo de toda la vida. Como un árbol, que a veces tiene hojas, a veces no, a veces una tormenta lo afecta, pero sigue siendo el mismo árbol, el mismo cuerpo que cambia, por supuesto, con el tiempo, pero que en realidad sigue siendo la misma cosa. Soy consciente de que se habla de nuestro trabajo como lento, pero en realidad no se trata del concepto lento. Las actividades cotidianas están llenas de distintas velocidades, de distintas energías. No se trata de conceptuar lo lento, sino de la realidad de la experiencia. Nada es conceptual, todo es experiencia. El tiempo no tiene concepto, es algo que experimentamos”.