Una Misión en el Caribe

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Daymé Del Toro, Patricia Ortega, Mildred Rubirosa, Erick Roque, Hendel Herrera y Jonás Alberto Padilla, en Defillió de Marianela Boán. Foto: Caroline Becker

Marianela Boán es una reconocida bailarina y coreógrafa cubana. Su arte la llevó por el mundo hasta instalarse en República Dominicana, dónde creó y dirige la Compañía Nacional de Danza Contemporánea. De su labor en la isla La Española conversó con Balletin Dance

En República Dominicana, existen el Ballet Nacional y el Ballet Folklórico desde hace unos 40 años, pero desde el Estado no había espacio para la danza contemporánea, hasta que en el año 2010, el Ministerio de Cultura invitó a Marianela Boán a crear un nuevo elenco. “Yo estaba viviendo en Philadelphia y salí volando para el Caribe. Estar al frente de la CNDC ha sido una experiencia muy interesante: tenemos un muy buen estatus, seguro médico, derechos laborales y dos producciones anuales aseguradas en Bellas Artes con vestuarios cubiertos. Las presentaciones, salarios y espacios están garantizados; a partir de ahí trabajamos incesantemente”.

¿Qué encontró en Santo Domingo?

“Había una escuela de danza contemporánea y ballet; los bailarines se formaban pero no tenían dónde trabajar. El movimiento independiente es muy débil aquí, los patrocinios no son buenos y el Estado no tiene planes de apoyo contundentes como para que esos proyectos puedan sostenerse. Por eso los bailarines de danza contemporánea se terminaban volcando a los musicales o a trabajos más comerciales, pero ahora tienen un lugar.

¿Cuál es el perfil de la CNDC?

Es una compañía pequeña, con cuatro bailarines hombres y cuatro mujeres. Danza contemporánea hoy es un término muy amplio, a lo nuestro que es muy experimental yo le llamo danza contaminada: sabemos lo que no podemos hacer, pero lo que podemos hacer es bastante extenso. Por lo general hago una temporada donde los bailarines se convierten en coreógrafos y yo los apoyo en el proceso. Después otra temporada en la que invito a coreógrafos extranjeros, y más o menos cada dos años monto yo misma.

¿Qué es danza contaminada?

“Así le he puesto a mi estilo, aunque últimamente se me ha des-contaminado un poco”, dice entre risas. “El movimiento sigue siendo lo más importante, pero es una danza en la que cualquier cosa -en el sentido de otras disciplinas- puede ocurrir. El término proviene de la música, es un tema que traigo desde Cuba y que describe muy bien mi estilo: abierto y contaminando con todo lo que hay alrededor.

¿Es por eso que varios de sus bailarines provienen de las artes dramáticas?

Cuando llegué en la escuela había muy pocos bailarines hombres con nivel, entonces empecé a trabajar con graduados de teatro, que cumplieron un rol fantástico, pero de a poco se han ido retirando para continuar sus carreras actorales. Al mismo tiempo han ingresado nuevos jóvenes que vienen con muy buena formación: cuerpos que han recibido nuevas tendencias, lo que de alguna forma yo he traído (cambiando totalmente el panorama). Aquí no había un concepto total de qué cosa era la técnica contemporánea; en la escuela de danza si eras bueno ibas para ballet y si eras malo ibas a contemporáneo, y en ese sentido el trabajo de la compañía ha sido fundamental para poner nuestro arte en un lugar de prestigio.

Bailar con la gente

El dominicano primero baila y después habla, la cultura caribeña es así. Cuando hacemos producciones en espacios abiertos siempre terminan bailando con nosotros; son muy dúctiles con su cuerpo. La danza que hacemos es muy comunicativa, trata de cambiar las percepciones del espectador, dislocar, hacerlo pensar, moverse, reír, y al público le encanta. Hice el festival Ciudad en Danza, en el que bailábamos en los parques y hasta en un colmado [pequeños almacenes o kioscos], que en éste país es una institución popular fundamental, parte de la cultura. Aquí hay una dictadura de la diversión, lo que dicta todo es la fiesta. Puede parecer estereotipado, pero es así.

2018     

En marzo la CNDC está invitada al Festival Internacional de Teatro de Alentejo (Portugal), con su última producción Defillió (2017), un espectáculo inspirado en la vida del pintor dominicano homónimo.

Para mayo habrá temporada de estreno con coreografías de los bailarines, mientras que en octubre esperan a Susana Pous, actual directora de Danza Abierta (Cuba), quien elaborará un nuevo montaje. “Este año trabajaré con tres coreógrafas locales -anticipa la directora- Daymé Del Toro, Patricia Ortega y Maricarmen Rodríguez. Pertenecen a distintas generaciones, tienen distinta experiencia y son muy talentosas. Ellas tendrán tres meses para crear, serán trabajos de mucha investigación, porque me interesa el proceso.

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Gustavo Friedenberg es técnico en Medios de comunicación, Licenciado en Composición Coreográfica y Magister en Crítica y difusión de las artes, además de actor bailarín y director. Formado en Argentina y el extranjero, ha recorrido varios países trabajando para diferentes compañías y brindando asesorías, a la par que desarrollando sus propios proyectos (Japón, EEUU, Europa, Sudamérica y el Caribe). Como bailarín se ha dedicado profesionalmente al flamenco, desempeñándose también como docente de técnica y composición.