Soy Nena es una obra inspirada en la historia de la primera niña transgénero del mundo. La danza sirve de canal para contar el nacimiento, muerte y renacimiento de una persona que a corta edad sentía que su cuerpo de varón no correspondía con lo que sentía
Soy Nena nació en 2016 como un trabajo de tesis inspirado en la historia de la primera niña transgénero con documento de identidad del mundo, Luana. La coreógrafa y directora Lucila Sanles, decidió llevar a escena particularidades de casos como este, y tomó como referencia la lucha de Luana, el libro Yo Nena, Yo Princesa de Gabriela Mansilla (madre de la niña) que narra los hechos de este cambio y otros casos similares. Algo que hace única a esta propuesta es que es uno de los pocos trabajos que hacen referencia a casos de identidad de género en niños.
En 45 minutos el público observa el nacimiento de un varón, su muerte simbólica y el renacer de una mujercita. Mediante elementos coreográficos los personajes narran una historia de manera literal, que se sostiene y ayuda en símbolos recurrentes, como muñecas y/o los padres de la protagonista.
La puesta también pone en cuestión conflictos y confusiones con los padres, su amor paternal, símbolos de lo masculino y lo femenino, un niño buscando su identidad y muñecas que parecen reflejar aspectos y emociones que afectan al (en un principio) protagonista.
Las coreografías se ajustan a estos elementos, como si de una comedia musical se tratase, y logra ajustarse con éxito a las necesidades de la escena, bien acompañada por la iluminación que crea climas e imágenes conmovedores.
La joven bailarina Guillermina Martínez Vega, ofreció un excelente trabajo, con apenas doce años logró interpretar de buena forma este complejo papel. Sanles explicó a Balletin Dance cómo fue su trabajo con la pequeña: “conozco a Guillermina desde que tenía 6 años, fui su maestra de jazz. Cuando surgió la obra, le pedí autorización a sus padres comentándoles que no era una pieza infantil. Ellos no tuvieron drama y Guillermina abordó el proyecto como un juego”. La directora, también comentó que los ensayos se ajustaron a las necesidades y horarios de la niña.
Soy Nena, puede ser explícita por momentos, pero logra entretener y conmover a un espectador que al salir de la sala desea saber más sobre casos como este.