Sobre Danza, Cuentos y Varios Encuentros

1
532
En el Teatro San Martín, en vacaciones. Títeres, actores y bailarines en la precuela de María Elena Walsh. Foto: Carlos Furman

Si en vacaciones la producción teatral apunta al público familiar, este mes el Teatro San Martín se juega en simultáneo por los chicos y la danza. En una extraordinaria puesta que reúne parte del Ballet Contemporáneo con el Grupo de Titiriteros, Emiliano Dionisi estrena Recuerdos a la Hora de la Siesta, en la Sala Casacuberta, mientras que la compañía dirigida por Andrea Chinetti y Miguel Ángel Elías presenta El Porvenir, de Eleonora Comelli, en la Sala Martín Coronado. Balletin Dance los visitó entre ensayos

 

Emiliano Dionisi: Me propusieron hacer algo nuevo sobre María Elena Walsh. Le estuve dando vueltas unos días porque su material es genial, pero también está muy visto. Quería abordarlo de manera que sorprenda al espectador, aunque conozca todas sus canciones que son parte del inconsciente colectivo. Entonces propuse una especie de precuela sobre su infancia y los sucesos que podrían haberla marcado para escribir sus personajes, cuentos y canciones. Tomé un montón de cuestiones biográficas pero es absolutamente imaginario y creemos que muy fiel a su espíritu.

¿Cómo surgió trabajar con el Ballet y el Grupo de Titiriteros? 

ED: Yo suelo hacer cosas más pequeñas pero me pareció que esto merecía otro tipo de puesta y para hacerlo realidad me ofrecieron lo que el teatro dispone. Inmediatamente el elenco de titiriteros y los bailarines se pusieron a trabajar y colaborar de una manera preciosa, poniéndose el proyecto al hombro y buscando enriquecer el material.

 

Los bailarines que dan movimiento al mundo de Walsh, aseguran que la experiencia compartida con los actores ha sido gratificante y divertida, además de una novedosa forma de montaje respecto de cómo suele trabajar el Ballet. Sobre todo se manifestaron sorprendidos y motivados del encuentro con el Grupo de Titiriteros, con quienes comparten casa sin cruzarse. Por su parte, el elenco de la obra de Comelli, aseguró disfrutar del proceso y lo contundente del proyecto.

Eleonora Comelli: Cuando me convocaron tuve que pensarlo, porque esto es de una intensidad y compromiso muy importantes, así que me tomé mi tiempo de escritura y reflexión y revisé aquellas cosas que me hubiese gustado hacer y que hasta ahora no había podido dentro del ámbito independiente, por carecer de las condiciones de producción. Así llegué a El Porvenir, que está compuesta por tres cuentos coreográficos que abordan el destino y el azar en la vida de una mujer, a partir de un accidente. La propuesta estética tiene que ver con un espacio abstracto muy estilizado y otro más realista, de acciones físicas y mayor relación con la escenografía.

 

Además cuenta en escena con la actriz María Merlino y la música de Zypce ¿Hubo que vender la propuesta?

EC: Los directores del ballet siempre van para adelante, no hay que venderles nada, pero después se presentan un montón de cuestiones internas de producción, vinculadas al reducido lugar que tiene la danza con relación al teatro; mi idea era mucho más grande, pero estoy muy contenta con lo que construimos.

 

Comelli se siente más cerca de la dirección y la puesta en escena. Dionisi ha pasado por el teatro, la danza y el circo, y se define como inquieto. Los dos directores vienen del circuito independiente y si bien ésta es su primera experiencia en el Complejo Teatral de Buenos Aires (CTBA), ambos han montado en el Teatro Nacional Cervantes, de modo que conocen el mecanismo de producción oficial y señalan como principal diferencia, el privilegio de la dedicación exclusiva a sus proyectos durante un proceso de ensayos rentado para todos los integrantes.

ED: El equipo es fundamental. Intento llamar a profesionales que puedan ofrecerme cosas superadoras de las que yo pudiera imaginar; que yo les tire una pelota y ellos me devuelvan una más compleja y profunda. Es mi material, pero refleja la opinión del coreógrafo, director musical, vestuarista, escenógrafo, etc.

EC: Para este proyecto me parecía fundamental asociarme con alguien que venga específicamente de la danza: comparto la coreografía con Gabriel Contreras que se encarga de las partes más formales, además da clases al ballet y los conoce mucho; él traduce al movimiento muchas de mis ideas, tiene un perfil totalmente distinto al mío y nos complementamos muy bien.

 

Un coreógrafo que montó años atrás para el Ballet, contó a esta revista que por la modalidad de trabajo le había costado mucho profundizar.

EC: A veces no se puede. Antes de comenzar fui al centro de documentación, me vi todas las obras del Ballet y me sorprendió que muchos coreógrafos cuya búsqueda personal me resulta súper interesante, no lograron plasmarla de forma contundente en el San Martín. Yo armé un relato y una estructura, no vine con una pregunta. Empezamos a ensayar en mayo pero estamos trabajando desde septiembre y todo está súper programado. Cuando empezás a ver las ideas en los cuerpos hay que recalcular, pero siempre con un plan.

ED: Uno viene con su obra hecha pero una cosa es el papel y otra el cuerpo del intérprete. Lo que te imaginas puede ser hermoso, pero después hay que probarlo: los actores también proponen y las escenas van cambiando según la continuidad. El papel es una teoría que si está muy trabajada es probable que funcione bien, pero no deja de ser teoría.

 

¿Qué extrañan de la producción independiente?

EC: Tal vez la cuestión de ser pocos, poder conversar más y que no sea todo una vorágine. A veces puedo tener un ensayo con una sola intérprete y siento una tranquilidad…

ED: La libertad de los tiempos. Me pasó con dos espectáculos que salieron a la venta antes de que empiece a ensayar, es decir que la fecha de estreno es inamovible porque la gente ya tiene sus entradas. Funciona gracias a que el dinero está fluyendo para que vos puedas hacer, pero se pierde esa cosa más romántica del independiente: juntarse sin presiones a ver qué sale.


Directores de Danza

Este año, el CTBA junto al Instituto para el Fomento de la Actividad de la Danza no Oficial de la Ciudad de Buenos Aires (Prodanza), lanzó el primer programa de Formación de Directores de Espectáculos de Danza. Con el objetivo de acercar coreógrafos independientes a los procesos de producción del circuito oficial, fueron seleccionados Daniela Cámpora (que acompañó la retrospectiva de Leticia Mazur junto al estreno de Phantastikón en el Teatro Sarmiento), Diego Rosenthal (que comenzará su proceso en la segunda mitad del año) y el autor de esta nota (que hizo su experiencia a través de la obra de Dionisi).

Pensando también en propuestas como Ballet Contemporáneo en el Hall, que el mes pasado contó con puestas de Ana Gurbanov y Alexis Mirenda, podría leerse un creciente interés por habilitar espacios del CTBA para la excelentísima producción que los artistas independientes vienen desarrollando por su cuenta.

Artículo anteriorSoplan Nuevos Vientos
Artículo siguienteGratis: CNDC en el CCK
Gustavo Friedenberg es técnico en Medios de comunicación, Licenciado en Composición Coreográfica y Magister en Crítica y difusión de las artes, además de actor bailarín y director. Formado en Argentina y el extranjero, ha recorrido varios países trabajando para diferentes compañías y brindando asesorías, a la par que desarrollando sus propios proyectos (Japón, EEUU, Europa, Sudamérica y el Caribe). Como bailarín se ha dedicado profesionalmente al flamenco, desempeñándose también como docente de técnica y composición.