Nino de los Reyes

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“Sería egoísta si no quisiera transmitir lo que yo recibí en su día”, dice Nino de los Reyes antes de su llegada a la Argentina. Foto: Jonathan Frotman

En octubre llega desde Madrid el bailaor Nino de los Reyes, para impartir una serie de cursillos y actuaciones en distintas ciudades argentinas, que comienza en San Juan los primeros días del mes y finaliza el 13 de octubre en el Centro Betanzos (Venezuela 1536, de Buenos Aires)

 

Los argentinos Noelia Piccione y Mariano Patricio conocieron a Nino de los Reyes hace más de un año y junto a Cuqui Maestro, de San Juan, unieron fuerzas para traerlo a la Argentina, en lo que marca su segunda visita a nuestro país, para realizar una pequeña gira de cursos y actuaciones. De los Reyes, acaba de estrenar un nuevo espectáculo en Madrid, y es uno de los maestros del mítico estudio Amor de Dios, lugar de encuentro de todos los extranjeros que llegan a la capital española en busca de flamenco.

En conversaciones con Balletin Dance comentó que en sus frecuentes viajes al exterior, se sorprende al ver cómo desde tan lejos la gente puede interesarse tanto sobre el flamenco, incluso a veces, saben más que algunos oriundos de España. También lo maravilla que puedan hacerlo un estilo de vida, vivir de ello, bailando, tocando y cantando y que estén tan actualizados. “Ahora es más fácil por la existencia de internet y demás, pero esto existe desde hace mucho tiempo, y me fascina, ese interés por la esencia, y sus raíces”.

 

¿Qué le interesa trasmitir con su trabajo?

Me gusta transmitir el amor por la profesión. Eso conlleva mucho, no solo la respuesta del público y llenarse de gloria. Sino la satisfacción propia. Y eso sólo se consigue con el esfuerzo, muchas horas de estudio, mucho sacrificio, la soledad dentro de un estudio. Nunca querer dejar de aprender, querer siempre superarse. Nunca pensar que lo sabes todo, sino sacar lo bueno de todo, y de todos. Creo que se puede sacar el lado positivo de todo. No encerrarme en lo que yo creo que es bueno, a veces aprendo más de un principiante que de un profesional, por eso me gusta enseñar, por que aprendo. En el arte el techo se lo pone uno, y la madurez te la da el tiempo. Hasta el mínimo detalle te puede sorprender.

 

¿Los bailaores dictan clases por una necesidad económica, o existe una vocación por enseñar?

Necesidad tenemos todos. Pero el amor por tu profesión es más grande que la necesidad, y el agradecimiento del que te enseñó a ti. En mis clases más que enseñarles un paso o una coreografía, trato de transmitir esos valores que me enseñaron a mí, de la manera en que yo aprendí, con mi método de aprendizaje, y si a ellos les sirve, con eso me quedo feliz. En definitiva, es el transmitir lo que yo recibí en su día, sería egoísta si no quisiera dar eso, no me gusta quedarme nada para mí.

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Gabriel Vaudagna Arango, Máster en Flamenco (UGR); Lic. en danzas, profesor de danzas españolas e investigador. Responsable de la columna de flamenco en Balletin Dance desde 2013. Ha publicados cuatro libros de danza: Apuntes de clases, la danza española y el baile flamenco (2013) Post Flamenco, vanguardia y ruptura en el baile (2015), Pequeños Diálogos sobre el flamenco (2017) Declarado de interés Nacional por la presidencia de la Nación, Habitar la danza (2018). Es jurado en eventos de danzas de todo el país y dicta cursos y talleres de flamenco y folklore español. La Embajada de España le otorgó un reconocimiento en 2005 por su labor de difusión cultural.