Escenas de lo Digital en la Danza

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Performance para las redes en Pedro_Hashtag- Foto: Lucio Saralegui

El uso de diferentes herramientas tecnológicas en la escena porteña ha proliferado en los últimos años, al punto de que hoy sea frecuente observar puestas independientes en interacción con elementos digitales. Desde el uso de redes sociales en vivo, la convivencia con proyecciones instantáneas, mapping y sensores, hasta el desarrollo de softwares de programación como Isadora. Balletin Dance entrevistó a artistas e investigadores para tener una mirada de cómo lo digital es aplicado a la danza

 

El Equipo de Investigación en Tecnología Aplicada a la Danza (InTAD), se propone investigar los modos en que las creaciones coreográficas utilizan las técnicas digitales interactivas, sus transformaciones en la concepción y utilización del cuerpo y del espacio en las obras surgidas por esta incorporación. Aníbal Zorrilla, músico, maestro y miembro de este grupo, se refirió al nacimiento de esta propuesta: “Somos docentes de la Universidad Nacional de las Artes (UNA), mayormente relacionados con el departamento de movimiento. Presentamos proyectos de investigación en un programa de incentivo universitario a cargo del Ministerio de Educación. La idea empezó cuando inicié un trabajo con música en computación. Posteriormente observé que existía un programa destinado a las artes escénicas”.

El InTAD es parte de la Red Latinoamericana Isadora donde se comparten experiencias sobre el software, desarrollado por Mark Coniglio. La facilidad de uso “de una forma accesible y sencilla” de este programa, es una de las características más atrayentes para los artistas escénicos. Mediante símbolos gráficos, se diseña y programa lo que se necesite para la escena”, explicó Zorrilla.

Este equipo de investigación abrió las puertas a capacitaciones y experiencias para la comunidad. En la UNA se dictan talleres cuyo objetivo es dar un vistazo al software y a otras herramientas tecnológicas. También se realizan en diversos centros culturales, por fuera del ámbito universitario, residencias intensivas donde los participantes tienen la oportunidad de realizar puestas y montajes (sites specifics), abiertas al público, en conjunto con el programa. Otra modalidad de capacitación encarados por el grupo, son los laboratorios de creación, en espacios cerrados, que finalizan con la creación de obras en colaboración con el InTAD. Como es el caso de la obra interactiva Sinapsis, próxima a estrenarse, a cargo de Romina Bernardi, Laura Paolino, Maximiliano Wille y Carla Berdichevsky.

En otro orden de experiencias, German Rizo, músico, programador y artista escénico, cruzó en NeuroCiborg una investigación de toda la vida sobre música, cuerpo y tecnología. La relación entre tecnología y cuerpo, “tiene grandes deficiencias -aseguró-. El cuerpo es lo menos digitalizable que hay. Los espacios virtuales son inmateriales. El cruce de hacer estas dos cosas es interesante debido a sus diferencias. Es difícil y complejo. El cuerpo necesita interfaces para participar del espacio digital. Esto genera limitación porque lo físico debe adaptarse a las características de los dispositivos y el lenguaje”.

A pesar de no usar programas como Isadora ha acudido a softwares de licencia libre y dispositivos desarrollados por cuenta propia. En NeuroCiborg por ejemplo, el intérprete se encuentra recubierto de un exoesqueleto integrado por motores que interpretan la frecuencia del sonido (alta o baja), para luego, mediante impulsos, el cuerpo genere movimiento.

No todas las obras en cartel cuentan con este nivel de complejidad, pero resulta interesante observar cómo algunas herramientas que se encuentran al alcance de todos, son usadas actualmente, cobrando nuevos significados y abordando temáticas no solamente visuales en la danza.

Otra Línea de Ivan Haidar, es ejemplo de esto, originada bajo la consigna de producir relaciones a nivel individual con elementos de composición en tiempo real. “Empecé a gestar la obra en Portugal, con la influencia de Joao Fiadeiro y el entrenamiento para la composición en tiempo real. Quería hacer algo similar, pero conmigo mismo, sin necesidad de un grupo. Ahí fue cuando apareció este dispositivo de desdoblamiento y duplicación de mi imagen. Como si me pudiese separar, para verme desde afuera y trabajar sobre mí mismo”. Este dispositivo es posible gracias a la intervención de elementos tan comunes como el celular, un proyector, una computadora y una loopera.

Desde 2013, cuando estrenó la pieza Lugar Propio vía streaming, Haidar relacionó sus creaciones con el uso de herramientas digitales. En Otra línea y Otra Comunidad, la escena convive y dialoga con los efectos de proyecciones, de video y sonido, que interactúan con los intérpretes en tiempo presente.

¿Qué sucede con las tecnologías de la información? Es la pregunta motora para la obra Pedro_Hashtag de Andrea López. Según la directora de este trabajo su intención no era abordar elementos de la programación. Su interés en la tecnología radicaba en cómo nos comportamos frente a las redes sociales. “En Instagram todos somos performers”.

Pedro_Hashtag es digna de mención, puesto que visibiliza los hábitos de la danza frente a una cámara, además de la intervención de cyber-espacio desde la corporalidad. Este trabajo también da pie a un nuevo público: el espectador fantasma o virtual, conectado al acontecimiento escénico desde la red social (Instagram). La escena pone en evidencia este diálogo constante con tecnologías de la información y entonces el bailarín ya no sólo baila para la audiencia presente en la sala. Según los intérpretes “la virtualidad aleja los vínculos, pero también los acerca. Es paradójico. Estamos pendientes del celular, a modo selfie, en una escena de la obra, pero al mismo tiempo podemos expandirnos por fuera del teatro”. La existencia de estos fantasmas se valida mediante likes, conexiones activas y/o comentarios instantáneos en la transmisión en vivo.

Coreografía digital interactiva, fue como la brasileña Ludmila Pimentel, coreógrafa e investigadora de la Universidad Federal de Bahia, bautizó a este tipo de creaciones escénicas, donde las herramientas tecnológicas no son sólo dispositivos escenográficos, sino que logran crear otros planos, otro público y otro cuerpo, dentro de una realidad digitalizada y virtual.

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Egreso en como periodista en el año 2013 de la Universidad Católica de Santiago del Estero. Trabajo en la revista empresarial Panorama jujeño del año 2012 al 2014. Colaboró en revistas culturales como Circo Cromático, Danza Europa y Américas y Giro Cartelera. Desde 2014 escribe en la revista Balletin Dance. En 2015 colabora como asistente de prensa para el grupo Una Constante. Recibe su formación como bailarín de estudios como Nuevo estudio Danza y FACE.