Aún antes de instalada la colonia británica en India en 1858 y bastante después de sucesivas trasformaciones en otros colonialismos; los dos países mantienen relaciones íntimas. Que lo diga Sir Richard Burton! O George Harrison, con sus conversaciones musicales entre el gigante territorial y el imperial, siglo después
Como en una apropiación cultural al revés, inspirada en las producciones del Beatle y el sitarista Ravi Shankar y ante la voluntad de llevar a más audiencia las danzas clásicas de la India, Natalia Salgado pone a dialogar los movimientos ancestrales con las melodías de “Los 4 rebeldes de Liverpool”. Junto al sitarista argentino Mario Perkins, van armando el encuentro entre la gestualidad clásica hindú y las letras de las canciones inglesas del siglo pasado.
En un viaje de estudios a India, las hermanas Patricia y Natalia comenzaron a soñar con un lugar donde desarrollar las artes de aquel país. Así fue cómo surgió Güngur Indian Fine Arts[1], con sedes en Barcelona y Buenos Aires. Como metáfora de lo que crearon en sus centros donde ofrecen danza, yoga, música, gastronomía, moda y participan de propuestas solidarias.
Tradicionalmente las danzas clásicas de India son de tres tipos: Nritta o de técnica pura, Nritya donde conviven técnica y expresión y Natya, drama danzado. Estudiadas por hombres y mujeres, en los templos, hasta que Rukmini Devi Arundale en 1936, fundó un instituto de formación para las danzas clásicas de la India, la Fundación Kalakshetra, en Chennai. Estas expresiones antiquísimas, cuyos vestuarios, técnica y gestualidades específicos vienen siendo transmitidos por generaciones en el lejano país, llegaron al nuestro no hace tanto. En parte, es herencia de aquella innovadora señora, que abrió la posibilidad a hindis y extranjeros de aprender ese arte, como lo hizo Mirta Barvié, pionera de estas danzas en Argentina. Natalia Salgado fue aquí alumna suya, donde también estudió con Ranga Vivekanandan y en sus cuatro viajes a India con varios maestros, para crear, coreografiar e interpretar India´n Beatles desde el año 2012.
Bharata Natyam, Odissi y Kuchipudi son los estilos en los cuales se componen las coreografías que escenifican las canciones que Ilda Lizarazu (desde 2016 en el proyecto) y los instrumentos hindúes van desplegando. Y es que, de las quince versiones de los clásicos de The Beatles que Perkins arregló, encontrando coincidencias y paralelismos melódicos y rítmicos, once llevan danza. Solamente una de ellas es una coreografía clásica de Bharata Natyam (florecimiento del cuerpo y mente) cuyo ritmo en tres tiempos encaja perfectamente con Madera Noruega.
Nattuvanar es la palabra utilizada para mencionar al director de orquesta, como el maestro de danza que canta los ritmos y toca el talam (platillos de metal) para que los alumnos practiquen, aquí Salgado se une a la cambiante formación de la banda integrada por diez músicos y cantantes que según visiones de Perkins transitan puntos de encuentro entre lo milenario y lo moderno. A veces la melodía inglesa aparece como motivo, otras el ritmo hindi se cuela en la canción londinense y en una amplitud de conceptos musicales y kinésicos, la respetuosa fusión conjuga ambos mundos.
El viernes 23 y el sábado 24, en el Teatro ND Ateneo de Buenos Aires, como una charla entre viejos conocidos, el espectáculo ofrecerá en la precisión de mudras (gestos de las manos), de miradas y los ritmos de los güngur que llevan los pies, y en el colorido y elaborado vestuario, la vivacidad técnica de los quince bailarines: la belleza de vivir esos temas conocidos con una sonoridad y danza diferentes.
[1] Güngur es la tobillera que usan las bailarinas clásicas, con muchos cascabeles ubicados juntos, para que suenen