Cuerpo e Intemperie

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Montaldo volando/cayendo su equilibrio desde/hacia Censi y Tetsolín. Foto: Pigu Gómez

En el diccionario de la Real Academia Española (RAE), la entrada “intemperie” se define como “desigualdad en el tiempo” y, a renglón seguido, se agrega la locución adverbial “a la intemperie”, significándola como “a cielo descubierto, sin techo ni otro reparo alguno”. No dice nada más

 

En El Extranjero, la compañía Terceto presentó Recorte de Jorge Cárdenas Cayendo, espectáculo de acrobacia y danza dirigido por Juan Pablo Gómez.

En el programa de mano se ofrecía una mínima referencia a Cárdenas: “Jorge Cárdenas fue el primer herido durante la represión de diciembre del 2001”. También se podía leer: “La imagen de su cuerpo sobre las escalinatas del Congreso de la Nación fue el disparador de esta obra única y comprometida con la historia contemporánea de nuestro país”.

En efecto, “Cárdenas fue baleado dos veces, una en la ingle con un balazo que le perforó la arteria femoral y otra en la pierna, de donde le sacaron un proyectil de 9 milímetros” (Página12, 18/02/2011). El 20 de diciembre de 2001, varios medios de prensa lo dieron por muerto. Sin embargo, atendido en el Hospital Ramos Mejía, siguió con vida.

Rescatar ese momento infausto de nuestra historia, recortarlo, como fue recortado en esa fotografía (que, como gustan decir los periodistas, dio la vuelta al mundo), inevitablemente lleva a considerar dónde y cómo estamos, qué atravesamos historiando(nos), qué persiste y qué cambia en nuestro tiempo. O, también, uno puede mirar a otra parte, como pareciera hizo el ex presidente Fernando de la Rúa[1], habitando otro espacio, otro tiempo distinto, desigual.

Pero, la desigualdad de Cárdenas, en esos momentos de represión brutal, fue padecer. En esa línea se instalan Gómez y la compañía Terceto.

En una escena pelada, con solo un carro de supermercado y un panel en que se proyectaban imágenes documentales de aquella represión, los intérpretes (Pablo Censi, Florencia Montaldo y Patricio Testolín) fueron sumando paulatinamente intensidad y variaciones a la construcción de un derrotero trágico. Las secuencias agregaban, yuxtaponían fragmentos cada vez más veloces, más peligrosos, más violentos a medida que se acercaba lo que fue el desenlace: cayó el panel de proyección y apareció, tendido en el piso, desarticulado, herido, el cuerpo de un hombre: “Cárdenas”. Porque, en un tiempo equivocado o desigual, se cae, y, como ocurre en toda tragedia, lo trágico es inevitable.

La excelente performance acrobática puso, en función, cuerpos en equilibrios difíciles, voladas y caídas de vacío a vacío, imágenes concretas y a la vez metáforas de quienes intentan pelearla por lo suyo, a la intemperie, en tiempos difíciles reclamando por lo justo. A esto se aunaron desarrollos de acciones y expresiones expectantes, que presentaban miedo y alerta sin exageración (particularmente notable en Montaldo), entramando el discurrir de esos cuerpos expuestos en un tiempo equivocado.

Recorte de Jorge Cárdenas Cayendo, por saltos de historia contemporánea del país, trayendo aquellos sucesos de 2001 a hoy, actualizó que lo desigual es medular, política y jurídicamente central. “Donde hay poca justicia es peligroso tener razón”, decía Quevedo. La intemperie es donde son y están, donde habitan y transcurren los cuerpos y sus voces, las personas y sus reclamos.

[1] NdR: Fernando De la Rúa: 15/09/1937 – 09/07/2019