La situación económica del país (el aumento desmedido en las tarifas de servicios de electricidad, gas y agua, el aumento en los alquileres e impuestos municipales, la merma de alumnos y público) tuvo en jaque a estudios de danza y pequeñas salas teatrales durante todo 2016. Diciembre finalizó con el anuncio del cierre de Café Müller, Club de Danza.
En el comunicado emitido por Jimena García Blaya, coordinadora general del recinto, explicaba claramente que el cierre se debió a un “problema netamente económico”, y que si bien no es posible pensar en abrir un nuevo ámbito físico, continuarán “con el proyecto de algún modo posible”. La idea es “seguir produciendo proyectos, acompañando artistas y generando pensamiento alrededor de nuestra práctica. Tendremos que aprender a hacerlo sin este valioso recurso del espacio, pero sin bajar los brazos. Seguimos creyendo en el proyecto y no dudamos que tiene posibilidades de seguir creciendo”. El domingo 18 de diciembre, realizaron una jornada de despedida, “con música, amor y danza -mucha danza-“.