Una notable convocatoria concitó la presentación de Don Quijote por el Ballet del Sur, en el Teatro Municipal de Bahía Blanca. Sobre el original de Marius Petipa y música de Ludwig Minkus la obra fue repuesta para el elenco provincial por Bernard Courtot de Boutellier, según versión del director del conjunto, Ricardo Alfonso

 

Las siete escenas, en un prólogo y tres actos, se reeditaron sucesivamente los días 28,29 y 30 de abril y contaron con el marco sonoro de la Orquesta Sinfónica Provincial bajo la batuta del maestro invitado Javier Logioia Orbe. Una de las funciones contó con la presencia de Alejandra Ramírez, Subsecretaria de Políticas Culturales de la Provincia de Buenos Aires.

 

El espectáculo

En el ballet de Marius Petipa, las andanzas del hidalgo son aludidas mediante su comportamiento errante a lo largo de toda la obra; en tanto su estado de ensoñación e irrealidad constante plasman su personalidad y psiquis. Pero los roles protagónicos pertenecen a Kitri y Basilio, personajes de Las Bodas de Camacho (Libro II de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha).

El Ballet del Sur se muestra cada vez más superado a nivel técnico: con corrección en giros, baterías y saltos, a lo que se suma la homogeneidad de los grupos, para hacer del espectáculo un deleite. La creatividad de Eduardo Caldirola aportó un diseño colorido y estético en escenografía y vestuario, que fueron totalmente realizados en los talleres del propio ballet. Mientras que la iluminación fue correcta aunque con aspectos a mejorar. Fue merecedor de mención el veraz maquillaje de Don Quijote (Raúl Scheffer).

La Orquesta Sinfónica guiada por el maestro invitado Javier Logioia Orbe logró mancomunar ampliamente las labores danzante y musical, una tarea compleja, que favorece al espectáculo, porque brinda seguridad a los bailarines en el escenario y preserva la esencia de los climas musicales.

 

Los artistas

Estefanía Segovia, joven primera bailarina, compuso una Kitri delicada que sorteó los compromisos eficazmente, al acrecentar su experiencia va afianzándose en escena. Grégoire Lansier personificó a Basilio con expresividad y apropiada técnica. Ambos se destacaron en el brillante pas de deux que corona el tercer acto, uniendo la destreza a la expresión.

Cristian Velazco fue un Torero compenetrado y seguro. Mariana Basualdo y Antonela Silva como las amigas de Kitri resultaron pícaras en armónico dúo, con limpieza de movimientos. Gabriela Pirrone brindó una notable creación merced a su expresividad de cuerpo y alma en el Pas de Trois. Nataliya Gamon, impactó por su compromiso interior con el personaje de la Gitana, que tradujo en movimiento con ductilidad. El trabajo de preparación del grupo de Cupiditos (Escuela de Danza) fue muy acertado, Romina Barbieri fue una brillante Reina de Driades descubriendo un futuro prometedor.

Durante el aplauso final, pudo verse alguna lágrima vertida entre el público, que no hizo más que corroborar la importancia del remanso celestial que significa el arte para los seres sensibles.

Artículo anteriorDanzas Gitanas
Artículo siguienteCalidad Correspondida
Profesora de Danza Clásica egresada de la Escuela de Danza Clásica de Bahía Blanca. Estudió también la licenciatura en Letras en UNS, idiomas inglés y francés. Fue bailarina del Ballet del Sur de la provincia de Buenos Aires durante 22 años. Docente de Técnica de la Danza y Práctica Escénica, Regente de Estudios Escuela de Danza Clásica, Vicedirectora Escuela de Danza Clásica y Profesora a cargo del Ballet Infantil (1968 a 1972). Co-Autora del libro “La Danza a través del talento creador de Alba Lutecia”. Como crítica de ballet se desempeña en Diario La Nueva, Periódico Ático y la Revista Balletin Dance.