Un grupo de adolescentes protagoniza un nuevo musical que busca dar respuesta a sus inquietudes respecto de la adultez que les tocará vivir. Dirigen Sandra Quezada y Esteban Rozenszain, en gira por distintos barrios de la Ciudad
¿Cómo seré en mi adultez? La incertidumbre y la ansiedad por conocer que les deparará el futuro generan en los adolescentes un torbellino de interrogantes sobre aspectos fundamentales de la vida: la elección de una profesión, el encuentro de un grupo de pertenencia, la consolidación de una pareja, la formación de una familia. Ese mar de dudas es el punto de partida de un nuevo musical protagonizado por un grupo de chicos y chicas de entre 10 y 16 años, a las órdenes de dos experimentados maestros y directores, Sandra Quezada y Esteban Rozenszain.
“El futuro es la gran intriga para ellos”, plantea Sandra, coreógrafa formada en el Instituto Superior de Arte del teatro Colón y con Renate Schottelius, María Fux, Freddy Romero, Silvia Vladimivsky y Ricky Pashkus, entre otros. “Son chicos atravesados por los miedos, el amor, la mentira, la sociedad que ampara y desampara, que juzga y protege. En definitiva, por la búsqueda constante, la inquietud permanente y el maravilloso atrevimiento adolescente, que va de la mano de valores esenciales que nunca deben faltar”.
Bola de Cristal es el nombre de la obra que acaban de estrenar en el Espacio Cultural Urbano, del barrio de Villa Crespo, y que de aquí a fin de año recorrerá otras zonas de la Capital y el conurbano. El proyecto tiene relación directa con el trabajo de Adol-es-Ser, una compañía-taller que a partir de la formación pedagógica, el entrenamiento técnico y expresivo, termina alumbrando este espectáculo, en el que el libro parte de las inquietudes de los propios protagonistas.
“Todo se inicia con el puro entrenamiento en las áreas de canto, teatro y danza. Como maestros, planteamos ejercicios para que los intérpretes se nutran de herramientas, que luego estarán al servicio de la obra. Inducimos y motivamos al elenco con consignas que poco a poco van conformando el libro”, amplía la directora.
¿Qué características tiene la coreografía?
Partiendo de las herramientas técnicas que proporciona el entrenamiento basado en la danza académica, el jazz y el contemporáneo, busco que los chicos logren el dominio espacial y la habilidad de bailar cantando y actuando, dándole vida a un personaje. En esta obra incluimos también el folklore con una chacarera trunca coreografiada por Soledad Ramírez, maestra invitada.
La música, enteramente original, pertenece a Rozenszain, pianista, arreglador y actor de teatro infantil. “En mi caso, tomo las ideas y los climas que nos acompañan en cada uno de los encuentros y los plasmo en forma de canciones, diálogos cantados o música incidental. Interpreto la música en vivo desde el piano, acompañando las voces de los chicos”, comenta. El menú comprende ritmos tales como vals, jazz, milonga “e incluso algunos temas sin un estilo específico”, dice Esteban, que trabajó en varias obras dirigido por Vivian Luz, Pashkus, Omar Calicchio y Rubén Pires.
El elenco está integrado por Abril Aranda, Agustina Loyola, Candela Chagas, Dolores Fraomeni, Florencia Cáceres, Giuliana Fichera, Lola Aguilar, Luciana Lizaso, Maite Marasi, María Paz Graziano, Melisa Agopian, Micaela Alonso, Nicolás Sousa, Olivia López Taiana, Ramiro Moscatiello, Rocío De León, Sofía González, Victoria Borzino y Victoria Devoto, con Agustina Depauli y Soledad Salazar como actrices invitadas.
La iluminación corre por cuenta de Gonzalo Calcagno, el vestuario es de Rosi de Mena y el maquillaje y peinado, de Estela Campaniello Rozenszain. Las próximas funciones tendrán lugar el 5 de noviembre a las 20:30 en el Auditorio San Rafael (Ramallo 2606, en el barrio de Saavedra) y el 23 de noviembre y 20 de diciembre a la misma hora en el teatro Hasta Trilce (Maza 177, Almagro).
Sandra, ¿qué dificultades les plantea trabajar con chicos de diferentes edades y formación?
La aparente dificultad se transforma en oportunidad. Es inspiradora la frescura del más pequeño y la impertinencia del más grande. Esas diferencias son enriquecedoras y vitales en la relación entre los intérpretes.