En el año 2013, impulsado por la entonces ministra de Desarrollo Social Alicia Kirchner, se llevaron a cabo las primeras audiciones para la flamante compañía Danza por la inclusión. Iñaki Urlezaga fue convocado para la dirección artística del proyecto que incluía clases y giras por todo el país apuntando a la danza como motor de integración y transformación social. Desde entonces el proyecto sufrió cambios de gestión gubernamental, de nombre y hasta de Ministerio de pertenencia. Luego de angustiosos meses de incertidumbre y vacacionas forzadas, la Compañía retomó la actividad. Su director conversó con Balletin Dance

 

“El tiempo que trabajé en Londres lo hice en un Ballet Real, que sería el equivalente a un Ballet Nacional en un sistema no monárquico. Tal vez eso me hizo sentir la necesidad de un elenco federal que pudiese conectar todo el mapa de la República Argentina”, reflexiona Iñaki Urlezaga. “Por eso cuando me convocaron para este proyecto sentí como si alguien se hubiese dado cuenta de algo que yo quería y podía hacer. Los cursos se dieron de forma profunda y comprometida y la convocatoria fue un aluvión. Creo que nadie en el Ministerio tenía idea del caudal de gente que la danza congrega y como lo que hicimos fue mucho más importante de lo que ellos habían pensado, se propusieron engrandecer y potenciar los logros. Así comenzó a crecer el proyecto del Ballet. Fueron cuatro años que estuvimos trabajando, con todas las vicisitudes de iniciar una compañía en un ministerio más afín a lo social que a lo artístico. Me resultó mucho más interesante comenzar algo desde cero que si me hubiesen ofrecido una compañía en un lugar preexistente”.

 

¿El cambio de Ministerio tuvo que ver con esa afinidad que menciona?

La verdad es que después de una cantidad de charlas, clases, y algunos espectáculos, no había mucho más por hacer, hubiese sido más de lo mismo. En ese sentido el gobierno anterior no tenía miedo de asumir grandes ideas, creo que ellos hacían y recién después se fijaban cómo. Por suerte el proyecto resultó súper positivo y generó una compañía sólida en muy poco tiempo. Lamentablemente la gestión burocrática requiere un tiempo mucho mayor. Se lograron objetivos artísticos mucho más allá de lo que podía ofrecer y contener ese ministerio, creo que por eso salimos a los ponchazos corriendo para Cultura.

 

¿Fue un cambio positivo?

Fue un cambio necesario. Comenzar en Desarrollo Social fue fantástico porque logró democratizar la danza. Que el Ministerio hiciera 32 audiciones públicas abiertas, de las cuales 30 fueron en el interior, fue algo inédito en este país. Se logró poner a la danza en un lugar artístico y a la vez social, que muchos bailarines consiguieran su primer empleo y que otros vuelvan a trabajar. Por suerte el proyecto propició un gran desarrollo artístico para cada persona y con eso, para la compañía. De no haber trascendido profesionalmente, tal vez sólo hubiese sido un proyecto social más.

 

Según Urlezaga, el cambio de ministerio no tuvo que ver con el cambio de gobierno y permitirá que el Ballet Nacional (aun sin nombre definitivo) continúe desarrollándose en su máxima potencia. Sin embargo, estos meses de transición implicaron un cese absoluto de la actividad, sin clases, ensayos presentaciones y sin goce de sueldo.

“Pasó la tormenta, pero la tierra aún está húmeda”, advierte el director. “Afortunadamente hemos conformado una gran familia, en la que, pese a la incertidumbre y el sufrimiento, prevaleció el deseo de estar juntos. Me resulta muy conmovedor el modo en que esta compañía se ha mantenido y priorizado. Por suerte con la firma de los contratos, se puso al día el tema de los pagos y se supone que todos están por empezar a cobrar ya. Hemos sido extremadamente flexibles y solidarios entre nosotros para seguir estando pese a las circunstancias. Nadie aguanta diez meses sin cobrar y se sube feliz a un escenario.

 

¿Y de ahora en más?

Ahora viene la etapa floreciente. Vamos a hacer doce funciones de La Traviata y seguramente otras tantas de El Lago de los Cisnes. Son dos obras que los chicos ya bailaron y les gusta hacer. No será un año rimbombante de estrenos, pero haber llegado a Cultura nos va a permitir pararnos en un piso mucho más estable y concreto. Estuvimos en Rosario, vamos a ir a Córdoba, Mar del Plata, Entre Ríos, Gran Buenos Aires y ciudad de Buenos Aires. La segunda etapa será parecida, pero con El Lago de los Cisnes y vamos a arrancar en el Parque Centenario.

 

¿Cómo será 2018?

Presenté el proyecto y estoy esperando que se apruebe el presupuesto junto con la propuesta artística. Se va a concretar una temporada con coreógrafos y creaciones nuevas, todo es muy auspicioso, pero aún falta la firma del ministro. Yo quisiera antes de fin de año hacer nuevas audiciones para completar los 60 bailarines y que el año que viene arranque con todo. Gabriela Alberti continúa como primera bailarina, ella es un referente en el escenario para todos. Hay otros bailarines que están logrando primeros roles, Anahí Araujo será Violetta por primera vez, pero aún los estoy fogueando para ver cómo responden a la responsabilidad antes de hacer concurso interno y otorgar los cargos como corresponde.

 

¿Ud. Seguirá bailando?

Dependiendo de lo que elija para la compañía, porque lógicamente hay títulos que programo para los bailarines pero que yo ya no haría. Cada vez voy a bailar menos, conforme el elenco se vaya consolidando me va a ir necesitando menos arriba del escenario y eso hace que para mi sea más relajado despedirme. Estoy en una etapa en que puedo empezar a disfrutar los espectáculos desde otro lugar. Hay creaciones que aún me gustaría hacer, pero la verdad es que ya no estoy pensando en superarme como bailarín y ni siquiera como director, estoy pensando en fortalecer a la compañía. Si mi presencia suma, lo haré; pero si no, ya será irrelevante mi necesidad y eso a la vez es grato: bailar por placer después de tantas décadas de estar tan exigido.


Cronograma 2017

Las obras ofrecidas por el Ballet Nacional dirigido por Iñaki Urlezaga podrán verse con entrada gratuita, junto a la Orquesta Académica de Buenos Aires dirigida por Carlos Calleja (en los teatros que disponen de foso para orquesta)

La Traviata

Gobernador Mariano Acosta 55, Ituzaingó, Buenos Aires (11 de octubre)

Teatro del Libertador General San Martin de Córdoba (19 y 20 de octubre)

Teatro Coliseo de Buenos Aires (27 de octubre al 2 de noviembre)

Predio de la Fiesta del Trigo, Tres Arroyos, Buenos Aires (8 de noviembre)

Teatro Auditorium de Mar del Plata (10 y 11 de noviembre)

 

El Lago de los Cisnes

Anfiteatro Eva Perón del Parque Centenario (2, 3, 5 y 6 de diciembre)

Teatro Coliseo de Buenos Aires (29 y 30 de diciembre)

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Gustavo Friedenberg es técnico en Medios de comunicación, Licenciado en Composición Coreográfica y Magister en Crítica y difusión de las artes, además de actor bailarín y director. Formado en Argentina y el extranjero, ha recorrido varios países trabajando para diferentes compañías y brindando asesorías, a la par que desarrollando sus propios proyectos (Japón, EEUU, Europa, Sudamérica y el Caribe). Como bailarín se ha dedicado profesionalmente al flamenco, desempeñándose también como docente de técnica y composición.