Argentinas for Export

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Georgina Villar: del Gran Buenos Aires a bailar en fiestas de alta sociedad en India. Denise Simón: desde Rosario, baila todas las noches en un hotel de cinco estrellas

La Historia se Repite de Maneras Curiosas

En el periodo entre las Grandes Guerras, Egipto vio llegar a sus escenarios, jóvenes europeas, que con la decadencia de algunos países, intentaban suerte en latitudes exóticas. Fueron con un bagaje cultural que chocaba con las costumbres egipcias. Y aunque eran años de una supuesta apertura a occidente, nadie se libraba de pasar algún malentendido

 

Casi un siglo después, mucho más ocurre en tierras del este. Argentina que supo ser el granero del mundo, ¡ahora exporta bailarinas de danza árabe! La danza oriental, en los llamados años dorados, se formó con la influencia de occidente: sus teatros de variedades, gramófonos y salas de cine. Hoy en día los países que originan esta danza ven proliferar latinoamericanas y rusas, que por temporadas presentan la danza local.

Las amantes de la danza oriental, tienen como sueño visitar y por qué no, bailar en un país de Medio Oriente. A algunas el sueño se les cumple.

Denise Simón explicó a Balletin Dance que antes de su primer viaje, se informó sobre vestuarios, estilos musicales y actitudes durante la danza, tomando clases con bailarinas que ya habían tenido la experiencia. Pero lo que le sirvió realmente fue estar ahí, interactuar con músicos, managers y público. Especialista en el estilo libanés de danza del vientre, Simón sabe que su público y empleadores piden una forma muy específica de danza y de comportamiento en los hoteles cinco estrellas donde se presenta. Y es que, en Jordania, Dubái o Líbano, esos son los ámbitos de la danza profesional. Gusta un baile muy energético, con referencias fuertes al folklore local, músicas típicas, interacción con los espectadores, pero presentado por una belleza exótica de estética muy cuidada.

Para Georgina Villar, quien está en su segundo viaje a India, bailando danza oriental en fiestas de la alta sociedad y eventos empresariales; a diferencia de su colega, trabajar allí fue una oportunidad sorpresiva.

Las dos entrevistadas tienen experiencias muy similares en cuanto a las dificultades del principio. Diferencias en las relaciones sociales entre hombres y mujeres, los sabores de la comida, las normas de vestimenta. Ambas acuerdan en la hospitalidad del pueblo y la proximidad y complicidad que encontraron en mujeres y niños. Simón que baila todas las noches en un hotel, al tener tiempo libre pudo aprender el idioma, intercambiar con nativos, bordar trajes nuevos, aprenderse canciones y danzas tradicionales. Villar teniendo presentaciones en fiestas, festivales y eventos, conoció varias ciudades indias y a muchas colegas rusas y ucranianas.

La primera, oriunda de Rosario (Santa Fe), la segunda de Gregorio de La Ferrere (Buenos Aires), se fueron solas a la aventura de bailar en un país oriental. Ambas muy precavidas, contrato en mano, referencias múltiples, mucho entusiasmo. El trabajo es duro, pero ampliamente satisfactorio y enriquecedor en lo personal y/o artístico.

No fueron las primeras; se cree que todo empezó con una convocatoria realizada por Osvaldo Brandán (músico) y Shayma (bailarina), en el año 2008. Contamos hoy con un par de argentinas (Marilyn Barrios y Belén Millan) que tienen su propia empresa de contratación de bailarinas para los países del Golfo, Líbano e India; y Mariela Ledesma que trabajó allí y eventualmente hace contactos entre managers orientales y bailarinas argentinas. Porque lo diferente llama la atención en cualquier tierra. A los adinerados indios, les resulta atractivo una bailarina de piel y cabellos claros; y a los árabes, una mujer voluptuosa y occidental, bailando, no los conflictúa tanto como si fuese una bailarina autóctona.

Idiosincrasias aparte, las bailarinas argentinas son solicitadas por su profesionalismo y disposición a aprender todo lo referente al país que las recibe. Si bien mucho de lo que llevan en sus maletas es la ilusión de Las 1001 Noches, y lo primero que encuentran es el inevitable choque cultural, ellas vuelven con un aprendizaje y comprensión de ese otro mundo, que ahora es real y mucho más cercano.

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Licenciada y profesora de Historia – PUC Minas Gerais, Brasil. Estudió danza clásica, contemporánea, danza teatro, composición coreográfica, tango y actuación. Desde 1989 dedicada a la danza del vientre y danzas orientales folklóricas femeninas, formada por maestros nativos de Medio Oriente. Practica Giro Sufi desde 2006 y desde 2009 es discípula de la Orden Sufí Naqshabandiya. Dicta talleres en su propio estudio y en Brasil, Uruguay, Chile, Portugal y España. Ha publicado artículos en diferentes medios gráficos y digitales, sobre su investigación en historia y técnica de la danza árabe femenina.