Setenta Años de una Notable y Esforzada Trayectoria
“Con el propósito de superación de los cuerpos estables con que cuenta el Teatro Argentino, la máxima autoridad del mismo, el señor Horacio González Alisedo, ha contratado los servicios de la señorita Giselle Bohn para asumir la dirección coreográfica del ballet del citado organismo, que se reforzará con todos los artistas locales que, previa prueba, deseen actuar bajo las órdenes de tan eximia artista”.
Así, en este extracto de una noticia publicada en los matutinos platenses el 15 de octubre de 1946 comenzaba a gestarse lo que en la temporada siguiente sería el primer espectáculo oficial del Ballet Estable del Teatro Argentino.
Aquel emprendimiento necesario ya para el funcionamiento del máximo coliseo bonaerense contaba con un antecedente de relevancia: ocho años atrás la orquesta y el coro estables habían cobrado identidad. Por ello, la necesidad de formar esta compañía se basaba en la resolución de efectuar espectáculos coreográficos independientes, que alternaran con las programaciones líricas y sinfónicas.
El precedente fundamental fue una función de que hoy en día se denomina “muestra”, montada en la antigua sala del Teatro Argentino, en 1944, con el nombre de Clase Espectacular.
En 1946, luego de los trabajos iniciales de Giselle Bohn, con la asunción como directora de la maestra inglesa Esmée Bulnes al año siguiente, se constituyeron las bases de un conjunto que habría de convertirse en el segundo de importancia en Sudamérica.
Sobre la llegada a La Plata de esta coreógrafa, los medios gráficos señalaban la dimensión de su arribo luego de cantidad de años de desempeñar similar tarea en el Colón de Buenos Aires, porque “su designación en el Teatro Argentino constituye un nuevo paso de las autoridades del mismo, en su decidido propósito de elevar el nivel artístico, a costo de cualquier sacrificio, a la altura de las salas más importantes del mundo”.
En forma simultánea, se puso en funcionamiento un proyecto relevante como lo fue la creación dentro del edificio, y a cargo también de Bulnes, de la Escuela de Danzas Clásicas para niños entre ocho y doce años de edad. De allí se nutriría de nuevos valores el cuerpo de baile.
Finalmente, el 11 de octubre de 1947, el Argentino presentó su primer espectáculo de ballet con elenco propio. En esa función, de la que tomó parte también la orquesta estable con un programa que alternó dos obras sinfónicas, la flamante compañía ofreció El Espectro de la Rosa, Valses Nobles y Sentimentales y Las Sílfides. Intervinieron como solistas Vasil Tupin, Beatriz Durán y Alba Lutecia, acompañados por los bailarines “fundadores” Carlota Pereyra, Susana Lagarde, Liana Fuentes, Alba Lutecia, Lilia Buffa, Peggy Graham, Elisa Raggio, Susana Ferraro, Noemí Medina, Ida Opatihe, Elizabeth Hennings, Milka Dvorak, Lucy van Raap, Marina Falsea, Gloria Perusin, Betty Tarantet, Liliana Dornido y Mercedes Torres, entre otros.
De inmediato el entusiasmo se vio reflejado en varios artículos que ocuparon lugar en la prensa escrita. Uno de ellos, fechado a dos días de la función expresaba que “bien se puede decir que La Plata cuenta con un buen ballet que ocupará un sitio destacado a medida que transcurra el tiempo, pasada la nerviosidad del debut y de tener que responder a un programa de obras del más puro clasicismo”.
Muy pronto se sumaron a las filas Elide Bonagiunta, Giovanna Busolini, Francis Carman, Blanca Cormio, Esteban Cerdá, Tony Corcione, Alberto Felici, Gioconda Filippini, Elsa García Galvez, Camila Garzia, José Glanc, Yaroslan Glanc, Anná Gorrieri, Margarita Graham, Ismael Guiser, Ana María Hoth, Susana Lagarde, Delfino Larrosa, Ethel Lynch, Raúl Mateo, Pedro Martínez, Luciano Nori, Ely Nuñez, Olive Angola L., Carmen Panader, Hala Pelypenko, Sabino Rivas, María del Carmen Santesteban, Olga Stella, Gino Tesori y Heri Thomson, por citar sólo algunos.
De allí en más la resplandeciente compañía desarrolló un amplio patrimonio artístico formado por casi cien obras de ballet, entre las que se pueden mencionar El Lago de los Cisnes, Las Sílfides, El Cascanueces, La Flor del Irupé, La Giara, Danzas Polovtsianas, El Sombrero de Tres Picos, La Bella Durmiente del Bosque, Les Midinettes, Gaitè Parisienne, Sinfonía Clásica, Coppelia, Annabel Lee, Giselle, Cantares, Don Quijote, Scheherazade, Baile de Graduados, Apollon, Carmina Burana, Constancia, Suite en Blanc, Gloria, Paquita, Tchaikovsky Suite, Tango en Gris, Danzas Sinfónicas, Cuatro Momentos, Adagietto, Holberg Suite, Estancia, El Carnaval de los Animales, Concierto de Mozart, La Bayadera, El Mandarín Maravilloso, Romeo y Julieta, Chopiniana, Paganini y Carmen, entre tantos títulos del repertorio clásico y contemporáneo.
Algunos integrantes del cuerpo estable iniciaron en La Plata una brillante trayectoria que prosiguieron ante diferentes públicos del país y del exterior; otros alcanzaron sobre el escenario del Teatro Argentino la consagración definitiva.
Desde 1948 en adelante, y luego del período Bulnes, ejercieron la dirección y se desempeñaron como maestros de baile las importantes figuras Michel Borowski, Nina Verchinina, Yurek Shabelevsky, Roberto Giachero, Amalia Lozano, Tamara Grigorieva, Gioconda Filippini, Esmeralda Agoglia, Alfredo Gurquel, Gustavo Mollajoli, Ricardo Rivas, Violeta Janeiro, Lyde Peralta, Raquel Rossetti, Lidia Segni, Zarko Prebil, Oscar Araiz, Mario Galizzi, Cristina Delmagro, Rodolfo Lastra, José Luis Lozano, Mario Silva, Sabrina Streiff y, en la actualidad, Maricel De Mitri.
En los últimos años personalidades del arte coreográfico actuaron junto al Ballet Estable. Entre los nombres pueden citarse a Julio Bocca, Maximiliano Guerra, Iñaki Urlezaga y Herman Cornejo; Eleonora Cassano, Silvia Bazilis, Raquel Rossetti, Ludmilla Semenyaka, Natalia Ledoskaia, Cecilia Kerche, María del Real, Vladimir Kirillov, Gabriela Alberti, Luis Ortigoza, Marianela Núñez y Marcela Goicoechea.
Asimismo, renombrados coreógrafos nacionales e internacionales son invitados permanentemente a realizar sus trabajos con la compañía.