Rescatar la memoria y la identidad de un país, es la tarea de quien se anima a tratar temáticas sobre la dictadura. Dejar de Ser, dirigida por Luciano Cejas, propone el arduo trabajo de mostrar en escenas de movimiento una época perturbadora y movilizante
Luciano Cejas volvió a presentar Dejar de Ser, una obra de danza teatro interpretada por sus alumnos, en la que se mete de lleno en las heridas que dejó la última dictadura militar. La luz tenue, el vestuario, la ambientación en general e incluso el nombre, preparan a los asistentes para una hora en donde uno de los momentos más oscuros de la historia de nuestro país es revivido mediante la danza. Nuevamente un ambiente frio, música de Charly García o Mercedes Sosa, se entremezclan con coreografías y gestos sobre el dolor, la protesta, la identidad y otros elementos que remiten e esa década terrible pero llena de sueños e ideales.
El nivel técnico logrado por la mayoría de estos jóvenes bailarines es impecable. La forma en que Cejas logra llegar a los espectadores es efectiva, sin embargo, hay un uso continuo de herramientas que apelan a la sensibilidad del público, rosando los límites de la redundancia y la literalidad innecesaria. Así se ve a lozanos bailarines que gritan, golpean paredes y cantan en momentos que a veces resultan extensos, pero que gracias al uso de la música y de ciertas estrategias en el discurso escénico logran que parte del público recuerde aquellos tiempos, se conmueva y suelte una que otra lágrima.
La primera vez que Dejar de Ser fue llevada a escena fue en 2012, según comentó su director a Balletin Dance: “Decidí componer sobre nuestra historia reciente, debido a que muchos de mis intérpretes de aquel entonces desconocían la dictadura”. Cejas además mencionó que este año fueron los actuales intérpretes los que decidieron rescatar la pieza.
Cejas decidió montar este trabajo gracias a la música de la época y los relatos posteriores de su familia. “Yo no tuve familiares desaparecidos. Sin embargo, la música que escuchaban mis hermanos era triste para mí y me daba miedo. Luego, gracias a mi madre, comprendí el significado de las letras y el porqué me llevaba a ese lugar emotivo”.
Otros proyectos
Luciano Cejas seguirá con la producción de material para el instituto de formación que dirige, en el que es también docente, Ficticia o Ficción, será la nueva puesta de danza teatro centrada en los vínculos familiares. Al mismo tiempo, como director de la compañía Vórtice, estrenará un proyecto independiente que versa sobre el deseo. Las dos se estrenarán en junio y julio respectivamente.
Por otro lado, Dejar de Ser se presentará en el festival internacional de Bolivia, en la segunda mitad de este año. “Esta es mi primera obra. Reponerla es fuerte, cargarse la mochila y poder llevarla a festivales y otros espacios, es emocionante”.