El próximo estreno del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martin, dirigido por Andrea Chinetti: promete. Se verá El Carbonero de Leonardo Cuello y Mírame, Estoy Dejando de Ser Yo de Andrea Severa. A fuerza de imaginación, inspiración, respuestas y descubrimientos, las obras se van dibujando como una escalera en caracol
Ambos coreógrafos, con extensa trayectoria en el mundo de la danza independiente, coinciden que este es un desafío interesante donde cada uno a su modo, sale de su forma habitual de trabajo. Coinciden también en la satisfacción de lidiar con bailarines trabajadores, dúctiles, y en sus palabras, poseedores de “precisión y corazón”. Si bien cada uno dispone de su propio equipo creativo (con varios años compartidos), el encontrarse con la solución de la realización de vestuarios, escenografías y proyecciones, entre otras, es un alivio para ellos acostumbrados a la autogestión. Otra novedad para este modus operandi, son los asistentes del ballet, cuyo ojo para corregir y manejar repartos les brinda un valioso sostén.
Con tres meses de creación, montaje y ensayo, Leonardo Cuello y Andrea Servera tuvieron que diseñar su proyecto y luego ponerse a experimentar con bailarines desconocidos. “Es comenzar al revés” de lo acostumbrado en sus propias compañías, dando así una vuelta de tuerca a estas creaciones que se anclan en lo popular y los ubica en una doble tarea: ese umbral donde el docente y el artista se funden. Una pareja de tango asiste a Cuello (Milagros Rolandelli y Lisandro Eberle) y un bailarín de popping a Servera (Agustín Franzoni esa tarde en la sala de ensayo, y Mariela Puyol como asistente de coreografía). En el montaje, los bailarines del Teatro San Martín dejan los tacos para disociar el cuerpo al modo en que giran los robots, con disposición y humor para aprender nuevos lenguajes.
Leonardo Cuello viene de la danza popular, del folklore de barrio. Su experiencia como bailarín y asistente de Ana María Stekelman, montajes para compañías provinciales y la televisión pública le hicieron subir escalones para alcanzar esta experiencia que otorga una nueva dimensión al tango escenario. Ante la propuesta de una obra que hable de “lo popular”, se adentró en la vida y obra de Benito Quinquela Martín, “su” Vuelta de Rocha, compromiso social y su manera de ver el mundo. En la sala de ensayo, mientras monta la coreografía de El Carbonero (trabaja con un protagonista por primera vez), da indicaciones emocionales, sutiles, para que los intérpretes prueben piruetas y miradas. Los firuletes del tango enredados a la danza escénica, mostrarán lo rudo y masculino del “universo quinqueleano”, así como la poesía y magia de sus cielos.
Andrea Servera, se siente volviendo a casa, en otra vuelta de su espiral. Egresada del Taller de Danza Contemporánea del Teatro San Martín, hace décadas articula trabajo social y arte alternativo, plasmados en su Colectivo Argentino de Danza – la diversidad armónica de cuerpos, estilos de danza, música y estética. Caleidoscópico que llevará al escenario a partir de una pregunta filosófica que toma forma kinésica, al observar cómo en la danza y en la vida somos objeto de la transformación constante. Esta aventura (como ella lo llama) le llegó sorpresivamente, y esas otras diversidades de este elenco las articula con torsiones de hip hop y música en vivo (a cargo de Bife). Fiel a su estilo de trabajo, Mírame, Estoy Dejando de Ser Yo crece de las improvisaciones de los bailarines sobre sus propuestas e invita a la asistencia, desde su mirada, para completar el círculo.
Andrea Servera y Leonardo Cuello vuelven a casa, orgullosos de sus orígenes, cada uno reinventando su lugar. Emocionados del proceso creativo, del nuevo peldaño alcanzado. Como buenos artistas, cuando la cabeza les da vueltas, lo llevan al escenario, pero no muy lejos del barrio.
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