El Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, dirigido por Andrea Chinetti y Miguel Ángel Elías abrió su temporada 2019 el mes pasado con dos obras muy disímiles en temáticas y logros
El espectáculo comenzó con la obra de Leonardo Cuello El Carbonero-Pinceladas sobre Quinquela, que hace referencia a la vida del destacado pintor argentino Benito Quinquela Martín. Con una estructura sólida, la pieza logró ambientar no sólo el Riachuelo, sino la temática de su acervo: el puerto, los estibadores, los mascarones de proa, a través de un tango estilizado que logró mantener su esencia.
Rodrigo Etelechea, como Quinquela Martín; Boris Pereyra, como el padre adoptivo; y Daniela Lopez e Ivana Santaella, como madre adoptiva y madre angelada respectivamente, pusieron todo su talento y técnica al servicio de los personajes. Pero además, sería injusto no resaltar el trabajo de los bailarines como Trabajadores del Puerto y Mujeres de la Boca.
Fue la primera vez que presencié que un espectáculo de danza, que no fuese ballet, arranca aplausos bien cerrados durante su desarrollo. Sin dudas, El Carbonero es una obra llamada a permanecer en el repertorio de la compañía.
Luego de un breve intervalo, Andrea Cervera, presentó Mirame, Estoy Dejando de Ser yo. En un lenguaje corriente, se podría decir que ella no acertó en el clavo con esta propuesta. La obra comenzó con un bailarín haciendo piruettes de danza clásica, luego aparecieron dúos, tríos, grupos y algún que otro solo, en lenguaje contemporáneo, para finalizar con un cambio de indumentaria y música popular tocada en vivo por Bife, un dúo de cantante y guitarrista.
Salir de uno, dejar de ser, es un cambio más profundo que modificar la ropa y el tipo de música: la coreógrafa no quiso, o no pudo, profundizar su propuesta acerca de dejar de ser yo. Ni siquiera la bajada de los intérpretes a la platea, bailando esa música popular, movilizó al público presente.
Aunque al finalizar se escucharon vítores provenientes de algunos jóvenes, el aplauso generalizado del público fue para la actuación de los bailarines, que mantienen un alto nivel técnico e interpretativo, merced al trabajo de sus directores.